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VUELTA 2001 | Sexta etapa

El crepúsculo de los amarillos

Son fruta madura. Han sido números uno, campeones de grandes vueltas o líderes en el pelotón hasta hace nada. Ya no. O no al menos en esta Vuelta. Algunos no hacían ascos a quienes les adjudicaban un papel relevante en esta ronda. Otros ya habían advertido de que harían poco ruido. Todos han sobrepasado la treintena y a las primeras de cambio no sólo se han caído de los pronósticos, sino que la general se los ha tragado. Ellos son Olano, Gotti, Pantani, Virenque, Zülle, Mauri y Simoni.

Olano, el ciclista español en activo con mejor currículo, ganador de la Vuelta de 1998 y segundo este año en el Giro, ahora es sólo un actor secundario. O terciario. Aunque lleve el número uno en su equipo (el 151), Beloki y Galdeano le preceden en la jerarquía del ONCE y en la clasificación. Tras una etapa realmente dura de montaña, Olano ocupa el puesto 74º en la general. Ya sólo le queda ayudar a sus líderes o buscarse una etapa. Su suerte podía adivinarse antes de los Lagos. Este Olano no es el de siempre. Se despista, se deja sorprender por los abanicos. El pelotón le mira y no le reconoce.

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De la mano de Olano podría ir Ivan Gotti, cuyo palmarés dice: ganador de dos Giros. Circula en la 81ª posición. Pierde casi 13 minutos. Nadie repara en él dentro del pelotón. Como Simoni, colmado por este año con su triunfo en el Giro. En la Vuelta sólo le interesa una etapa. No la general (va por el puesto 43º).

¿Y Pantani? Sigue siendo un fenómeno social y poco más. Tiene al clan Mercatone a su disposición. Todos como una piña, siempre juntos. Pero a más de diez minutos del líder. Él ya lo había avisado. Ha venido de prácticas a la Vuelta y a reclutar corredores para su futuro equipo. No a otra cosa. Ya lleva 25 minutos perdidos con Sevilla, el líder.

El líder de los ex

Virenque también llegó con las piernas inactivas a la Vuelta, sin embargo se dedica de pleno a su trabajo, como debe ser. Hace lo que puede, tras nueve meses sin competir por la sanción. De hecho, en el grupo de los ex, él es el líder (39º en la general). Caso aparte merece Escartín, undécimo, resistente a la edad (33 años) y al cambio de papeles en el pelotón. Su espíritu combativo compensa la falta de fuerza. No así Zülle, su compañero en el Coast y ganador de la Vuelta 96 y 97. Trata de adaptarse a su nuevo estatus, pero no. 'Llevo todo el año con problemas para coger la forma', se excusa. 'Mi objetivo aquí es ayudar a Escartín'. El suizo, que se vistió de amarillo en la primera semana de la Vuelta 2000, ya no es el mismo. Ahora es el 104º. 'Tengo la cabeza en el año próximo. Quiero volver a la forma de entrenarme de antes. Este año la he cambiado y me he equivocado. Ahora soy más viejo y necesito más volumen'.

Zülle es autocrítico, siempre inseguro. Melcior Mauri, ganador hace diez años en la Vuelta, es realista. Tiene 35 años y sigue en activo. 'Otros con 27 años no tienen tantas ganas ni potencia'. Aun así, llega bajo de forma. Pierde media hora. Pero no la ilusión.

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