Batistuta pide un martillazo

Nadie en Chapero imaginó hace 15 años que aquel chico rubio, El Gordo, se convertiría en un poderoso terrateniente. Nadie en su barrio polvoriento de Reconquista, la localidad rural del noreste de Argentina donde nació Gabriel Batistuta en 1969, imaginó que el muchacho que repartía los huevos de la granja familiar sería legendario en el fútbol. De hecho, dice Batistuta en su autobiografía, a los 16 años 'no tenía grandes ambiciones; sólo estudiar, hacer el vago y leer cómics'.

Hoy Batistuta es el estandarte del Roma, el único de sus jugadores que nunca fue sustituido el curso pasado. En Italia ostenta el récord de goles marcados por un extranjero (227) y no existe otro delantero en activo con mejores registros. Entonces sufrió una lesión en los ligamentos de la rodilla derecha, su pierna buena, pero jugó 28 partidos de Liga y anotó 20 tantos. Ahora, recuperado, no anota.

'Creo que el campeonato lo ganamos con todo el equipo porque Batistuta siempre tuvo problemas', dice Fabio Capello; 'este año está muy bien, pero no mete goles. Él me dice siempre: '¡Me tienen que pegar con un martillo en la rodilla! Tengo que volver a tener dolores porque no meto goles'.

El peso de Batistuta en el Roma es simbólico, además de real. Para los aficionados, que le llaman Re Leone, su presencia es la nota diferencial que permite alcanzar trofeos: llegó al club y nueve meses después ganó un scudetto que parecía imposible. Sus compañeros, como Emerson, le aprecian por su carácter: 'Con ese temperamento es imposible perder'.

A sus 32 años, Batistuta se acerca al ocaso y probablemente ésta sea su última temporada a pleno. Además, en los últimos meses ha perdido la titularidad en la selección argentina. Y eso, para quien posee el récord de goles, por encima de Maradona, supone un golpe. Se ha aislado y prefiere aparecer en público 'sólo para jugar', dice. Esta noche lo hará.