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'Sólo quise robarle, pero no matarlo'

El juicio por intento de asesinato contra la ex esposa de Rodríguez Menéndez llega a su ecuador plagado de sorpresas

El abogado José Emilio Rodríguez Menéndez, de 51 años, se ha echado el fisco a sus espaldas durante el juicio que se celebra en Madrid contra su ex mujer, Laura Fernández, sin importarle que Hacienda le tiene en su diana desde años. El famoso abogado ha testificado que posee una fortuna de 8.000 millones de pesetas. Delante de los jueces, destacó que su patrimonio incluye sociedades, pisos y cuentas corrientes en Miami, México, Ginebra y España. 'Lógicamente, nada está a mi nombre, pero yo soy el dueño, y todo habría sido para ella [para Laura] si yo hubiese muerto', enfatizó.

El abogado reveló su patrimonio, exhibiendo incluso un testamento en el que se enumeran sus bienes, enrabietado con su ex mujer. Laura aseguró en el juicio que 'sólo habría heredado deudas' si su marido hubiese muerto en el intento de asesinato que sufrió el 17 de junio de 1999. El abogado recibió un disparo a las puertas de la mansión de Las Rozas (Madrid) en la que reside, cuando llegaba en un Mercedes 600 procedente de Bilbao. Estuvo a punto de morir.

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Tras el crimen, la policía detuvo a su ex mujer, 20 años menor que él, y a un amigo de ella, José Ignacio Rocha, Nacho. Laura, notablemente desmejorada tras dos años presa, se enfrenta a 12 años de cárcel. El juicio comenzó el pasado martes y seguirá toda esta semana. Junto a ella, se sientan en el banquillo Nacho; Rafael Bravo, el conductor de la Kawasaki desde cuyo asiento trasero Nacho disparó al abogado, y Ángel Suárez, Cásper, socio de Nacho y supuesto cabecilla de una banda dedicada a atracar en entidades bancarias mediante el método del butrón. La vista está deparando sorpresas. No sólo ha salido a relucir el vasto patrimonio del abogado; también, el oscuro pasado de Laura, consumidora de drogas y alcohol y, durante una época, prostituta de lujo. '¿No es más cierto que usted conoció a su esposa tras contratarla para un servicio', preguntó en el juicio Jaime Sanz de Bremond, abogado de Laura, a su colega Rodríguez Menéndez. 'No, eso es absolutamente falso; me enteré de que se había dedicado a la prostitución al salir del hospital, por la prensa'..

La detención de Nacho, que encadenó la de Laura, fue una pura casualidad. Tras disparar al abogado, la Kawasaki en la que Nacho iba de paquete salió disparada. El escolta y chófer de Rodríguez Menéndez se apeó del Mercedes y efectuó seis disparos. 'Era de noche, pero vi que el que iba atrás se movía y restregaba el culo sobre el asiento', ha declarado el escolta.

Nacho recibió un impactó en el glúteo derecho. Como no podía ir a un hospital, telefoneó a su socio Cásper para que le buscase 'un médico de confianza', ignorante de que el teléfono estaba pinchado por la policía, que buscaba pruebas sobre su supuesta implicación en un butrón perpetrado meses antes en Yecla (Murcia).

La policía hiló y detuvo a Nacho, quien cantó al instante y culpó a Laura de ser la inductora del crimen. Laura (la mayor de cuatro hermanos, hija de un diplomático y de una profesora) fue detenida dos días después del crimen en el vestíbulo de un hospitalde Madrid, cuando iba a visitar a su marido, que se debatía entre la vida y la muerte.

Codueño de un local de venta de coches de lujo, Nacho declaró entonces que conoció a Laura unos 10 días antes del crimen. 'Ella', dijo, 'buscaba un Mercedes y me dio morbo que, siendo el coche para su marido, me pidiese una comisión de dos millones'. A ese primer encuentro siguieron otros 'cinco o seis', en los que no hubo sexo, dicen ambos. Según Nacho, en citas posteriores Laura le comentó sus desdichas conyugales ('me pega', 'es infiel'...) y comenzó a 'flirtear' con él.

Los dos han reconocido en el juicio que la amistad fue a más y que urdieron robar el dinero -80 millones- depositado en tres cajas fuertes del chalé del abogado. En la última cita, según dijo Nacho tras su detención, Laura le comentó que había tenido 'una movida de cojones' con su marido, del que 'estaba hasta el coño' y que había que hacer algo más fuerte que un robo.

-Tía, te veo muy quemada, ¿qué es lo que quieres?, le dijo.

-¿Que se lo follen!, ¿estarías dispuesto a hacerlo, ¿cuánto me costaría...?

-Yo nunca he matado a nadie. Pero... 50 millones....

-Vale, 50 millones, un [reloj] Cartier y un polvo.

En el juicio, Nacho se ha retractado de sus declaraciones anteriores y ha exculpado a Laura. Afirma que la famosa frase de 'los 50 millones y el polvo' fue una 'invención de la policía', y que la noche del crimen sólo pretendía hablar con el abogado 'para enseñarle cómo debe tratarse a una mujer'. El disparo, dice, 'fue accidental'. Laura, cuya versión contiene pasajes de difícil explicación, sólo ha reconocido que tramó robar a su marido, pero rechaza que planease su muerte.

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