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Cambio / exchange / valuta

El cambio como muestra de lo que permanece. Hola. Soy yo y estoy en el Baix Empordà para a) ver a mi mamá, que va y me hace unos popets tan buenos y tan pequeñitos que me veo obligado a llamar a Piqué y pedirle el teléfono del fiscal general, por si el FBI tira la puerta y nos pilla comiendo pezqueñices. Y para b) hablarles de cambios en la lengua y en el habla. Los momentos de cambio -cuando alguien se cambia de peinado, de coche, de barrio, de partido- son pequeñas grandes novelas con teoría del mundo. Cuando alguien realiza cambios que afectan a su boca -cambia de novia o de idioma-, la cosa es como más y explica aún más cosas.

- El senyor Esteve y mister Hyde. Por aquí arriba se produce un fenómeno divertido. Consiste en que un veraneante va y le sale una camiseta a rayas de héroe del Potemkin. Luego una gorra de marinero por West Point y, en los casos irrecuperables, pipa. Toda esa metamorfosis se compagina con un notable interés hacia la habanera, un ritmo nacido, como su nombre indica, en La Habana. Originariamente era un baile negro sin letra que -Carpentier y Cabrera dixerunt- aburría a las ovejas, por lo que los negros dejaron de bailarlo. Por aquí se canta en catalán, desde la década de 1970, la canción El meu avi, de Ortega Monasterio, una habanera, por tanto, muy UMD. El boom de la habanera ha arrinconado un poco otros cantos populares de la zona, como las sardanas cantadas o las canciones marranas -Pla explica momentos de melancolía juvenil junto a sus amigos, superados tot cantant cançons de putes, y no habaneras-. La habanera, hipermarinada y sometida a jerséis a rayas, ha sepultado otros ritmos locales. La habanera, así a lo bruto, tiene algo de reformulación idílica de la tradición. Y del idioma, pues otra característica del proceso de metamorfosis de la habanera es la sustitución del dialecto barcelonés del catalán por el ampurdanés. Hablo de ello con Carles Casanovas, el mejor compositor de habaneras, miembro del grupo Port-Bó -uno de los mejores grupos de habaneras, 'un dels 10 que es poden escoltar', dice él-, y propietario de Ca la Pepa Caneja, en Palamós, un local que se ha convertido en uno de los epicentros del fenómeno habanera. 'Home, els barcelonins sempre han parlat tipus tinc-un-xermà-que-xuga-amb-el-Xúpiter, però de vegades sí que he notat que agafen paraules locals, sense adonar-se que aquí som molt localistes, i que una paraula no val a tot arreu'. Quizá esta tendencia barcelonesa de sustituir un dialecto por otro explica que unos dialectos son más valorados que otros, que para un dialecto, como para un idioma, el prestigio es su mayor arma de futuro. Y quizá explica por qué el catalán del Delta no mola. También explica el prestigio de lo castizo en la Península.

La habanera tiene algo de reformulación idílica de la tradición. Y del idioma, pues a menudo mezcla variantes lingüísticas

- Estrenar lengua. En algunas zonas de la comarca hay un índice de inmigración que se acerca al 10%, lo que convierte a esta zona en una de las que poseen una mayor población de origen inmigrante en la Península. Principalmente son marroquíes y, últimamente, de los Países del Este. En muchos casos vienen sin conocer ninguna lengua local. Por lo que, si no tienen contacto fluido con una, han de buscarlo. Hablo con Silvia, una chica hija de emigrantes andaluces, de cuando los glory-days -'el primer dia que van arribar aquí els meus pares, van dormir sota una olivera'-, que trabaja enseñando un idioma a inmigrantes adultos en un servicio municipal. Me explica lo que percibe en ese momento mágico, que ella visualiza diariamente, de cambio lingüístico. 'Nosaltres els vam donar a escollir quina llengua volien estudiar, i ells van decidir el castellà'. 'En principi, l'estranger no té simpaties pel català'. 'Suposo que ensenyar català seria el més positiu. Aquí és la llengua de relació, però hi ha molts inmigrants que avui estan aquí i demà allà i els és més útil el castellà'. 'Hem hagut de fer classes per homes i per dones. Les dones marroquís no volien estudiar amb homes'. 'Els homes volen una llengua per utilitzar a la feina i les dones només volen eines per anar a fer la compra. No necessiten més, moltes no poden sortir de casa sense el marit, que és qui parla'. 'Homes i dones van per feina, volen aprendre una llengua i no tenen especial interès en explicar els seus costums ni en conèixer els d'aquí'. 'Els fills d'aquests homes i dones moltes vegades son escolaritzats sense saber cap llengua local'. 'A Suècia, que té una llengua petita, això no passa. Fins que no saben parlar, no van a escola'. 'El Sedec [un servicio de intensificación del catalán en las escuelas; los hombres de Harrelson del catalán van a las escuelas y le dan un tute de idioma a los recién venidos] no crec que sigui la resposta. És un servei molt car. És possible que només serveixi per dir que hi ha una despesa alta en immigració'. Quizá de todo ello se desprende que a) la adopción de una lengua no es la adopción de una cultura -lo cual tiene su cosa buena: una lengua es un tam-tan y no un símbolo-, y b) la improvisación de nuestra cultura ante el fenómeno de la inmigración.

Mañana, voy a misa.

Vocabulario

Las alocuciones del barcelonés-habanero acostumbran a integrar localismos, como el pas y el poc: 'Poc que t'he sentit pas'. Y palabras ultra-localistas, como estafanòria, zanahoria en algunos pueblos y en otros nada, porque allí a esta hortaliza se la llama carrota o safranòria. O bien eriços, uriços, eriçons, garoines y garotes, que en todos los casos quiere decir 'erizos', pero no en todos los sitios. Muchas alocuciones cambian de significado radicalmente. 'Acabaré parlant castellà' es una frase que se utiliza para comunicar a la audiencia que estás bebiendo mucho y que ahora se utiliza aludiendo al castellano como lengua que sólo hablas cuando estás trompa. Su origen, no obstante, es bellísimo. Los obreros del corcho de Sant Feliu feien dilluns; es decir, se tomaban el lunes libre y se iban a la playa, a ponerse las botas, pimplar y cantar habaneras. Las habaneras eran, claro, en castellano. La frase era una burla y una parodia por parte de sus vecinos de Palamós, el único sitio donde, por cierto, se utiliza esta formulación.

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