Un lanzamiento de plata

Dos semanas después de quedarse a dos centímetros de la medalla de bronce en los Mundiales de Edmonton, Manolo Martínez derribó cualquier duda y volvió a sacar brillo a su récord de España de lanzamiento de peso, que situó en 21,35 metros. Ocurrió en la reunión de San Sebastián. Allí, en Anoeta, el atleta leonés (26 años) logró pasar de la barrera de los 21 metros por quinta vez en lo que va de año, consiguiendo una marca que de haberse producido sólo 14 días antes, en tierras canadienses, le hubiera dado la medalla de plata en los Mundiales, sólo por detrás de los 21,87 conseguidos por el estadounidense John Godina.

Llegó Martínez a la cita mundialista en medio de la lógica euforia general, la que arrastraba el hombre capaz de colocar los lanzamientos en el mapa del atletismo español. Se metió sin problemas en la final y allí hizo un concurso dignísimo, impensable hace unos años. Pero quedó cuarto, una magnífica posición que, sin embargo, resultó dolorosa, por mucho que se tratara del mejor puesto jamás conseguido por un lanzador español. A dos centímetros se quedó de la medalla de bronce. A medio dedo. Lanzó 20,91 metros, por los 20,93 del finlandés Arsi Harju, que ocupó el tercer cajón del podio.

Sin embargo, pese a la desolación que invadió a la delegación española -convencida de que la medalla más segura de las previstas estaba en el brazo derecho de Manolo Martínez- el lanzador, consciente del logro realizado, no torció el gesto y abandonó el Mundial sonrisa en ristre: 'Yo me voy muy satisfecho', declaró.

Durante dos semanas no hubo noticias de Martínez. Reapareció ayer, casi de incógnito, en un concurso sin la luminosidad de las grandes citas veraniegas en Europa. A la postre, su regreso resultó estruendoso. No se adivinaban rivales de consideración en una competición sin más tipos de renombre que Martínez. El eslovaco Mikulas Konopka, que había acreditado 20,66 este año, era el adversario más aventajado, aunque a enorme distancia de los 21,29 metros en los que Martínez había dejado el récord de España en el pasado mes de mayo.

La ausencia de contrincantes de consideración no fue un freno para el español. Muy al contrario. Lejos de la alta competición, sin presión alguna, Martínez se sintió a gusto. Un primer lanzamiento por encima de 20,70m, un segundo nulo y, en el tercero, el plusmarquista español -que lo es desde el 93- soltó el brazo y mandó el peso más allá de los 21 metros. Hasta 21,35 se fue su lanzamiento, elevando en seis centímetros el anterior récord.

El resto de resultados de la reunión de Anoeta quedaron eclipsados por la nueva exhibición de Manolo Martínez. Todos los favoritos respondieron, aunque ninguno dejó una actuación para el recuerdo. José Antonio Redolat venció sin problemas en los 1.500 metros y entró en la meta por delante de Juan Carlos Higuero, que no se sacó la espina del que él consideró polémico descarte para Edmonton. En los 5.000, que contaba con atletas de la talla de Alberto García, Fabián Roncero y José Ríos, ganó el primero, que había sido quinto en Canadá -cuarto si se confirma el positivo del atleta argelino Ali Saidi-Sief. Antonio Jiménez, Penti, se impuso en los 3.000 obstáculos e Iván Rodríguez en los 400 vallas. Tampoco hubo sorpresas entre las chicas: Niurka Montalvo se impuso en longitud y Marta Domínguez, la heroína de Edmonton, arrasó en los 5.000. Triunfos, todos ellos, cantados. Como el de Manolo Martínez que, sin embargo, optó por agrandar aún más su leyenda con otro lanzamiento sólo al alcance de los más grandes.