Un día muy suave con final brusco
Ya se iba Martínez cuando, por fin, decidió sincerarse, hombre tranquilo. "Bueno, sí, no he tirado a tope. Quería tirar fácil. A lo mejor me paso de confianza, pero yo me veo muy bien...". Y suavemente, sin hacer ruido, sereno, Manolo Martínez se fue. Pocas horas después llegaría la tarde más importante de su vida deportiva. Y quizás una de las mayores amarguras, la húmeda tarde canadiense que le dejaría a dos centímetros del podio. Se dañó el dedo anular en el tercer intento y en el definitivo se le "escapó" la bola.
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