Visitantes con otro acento
La afluencia de extranjeros a las fiestas confirma a La Blanca como uno de los principales atractivos turísticos de Álava
Ya no son los tiempos en los que se descubría a los visitantes en Vitoria por el acento comarcal con el que entonaban sus frases. No hace mucho, dos lustros a lo más, el forastero más exótico llegaba desde Sevilla y venía a ver a su torero favorito a la Feria de La Blanca, en una etapa más del correspondiente seguimiento estival. Ahora, es fácil descubrir nuevos idiomas, algunos de raíz indoeuropea, sí, pero otros procedentes de cualquier otro punto.
Es el caso de Mariana Bozhak que han llegado desde Ucrania para disfrutar de las fiestas, junto al grupo Galicia que, doble paradoja, interpreta música rusa. Mariana habla un castellano inteligible y correcto, que le ha servido para entenderse a la perfección en estas fiestas que cumplen con la idea que se había traído de Ucrania. 'Nosotros siempre hemos relacionado a los españoles con el calor y la pasión y estas fiestas lo demuestran', comenta la joven ucrania.
Parecida idea es la que tiene Karin quien, a sus 36 años muy bien llevados, llega desde Dinamarca para conocer el País Vasco. Animada por otros compatriotas suyos que se han integrado en cuadrillas de blusas (en este aspecto de integración en lo local, el récord lo mantienen los visitantes ingleses), Karin considera todo un hallazgo la forma en la que se vive la fiesta en la calle: 'Lo que más me gusta son los conciertos al aire libre en la plaza del Machete', comenta.
Su escaso aprecio por un sector de los blusas, los que practican el gamberrismo amparados en su indumentaria, es compartido por François Etienne, quien ya ha visitado en anteriores ocasiones el País Vasco y conoce sus fiestas. 'El ambiente de Vitoria es uno de los mejores, porque es la ciudad con la medida perfecta para pasarlo bien y no perderte. Pero los blusas se pasan muchas veces, son bastante pesados', comenta este joven profesor de francés que reside en Zaragoza.
Ocupación hotelera
La presencia de visitantes de otros países se percibe con claridad en Álava, único territorio vasco donde el año pasado el mes de agosto fue turísticamente positivo. A falta de datos sobre la ocupación hotelera en esta Blanca de 2001, se puede señalar que en agosto de 2000 fueron 13.595 los turistas extranjeros que se alojaron en Álava, frente a los 9.036 del año anterior. Y buena parte de ellos, lo hicieron en los primeros días del mes, en la capital. Este 2001, según fuentes de la Asociación de Hosteleros de Álava, la ocupación de los establecimientos de la ciudad ronda el 60%, una cifra similar a la del año pasado.
Aunque San Fermín se lleve la fama, lo cierto es que cada vez hay una mayor afluencia de forasteros a las fiestas del resto de las capitales y pueblos. Maximiliano Stia, argentino, sabe bien de lo que habla cuando describe acontecimiento por acontecimiento.
Stia forma parte del dúo Tangorditos, que ya lleva tres años ofreciendo su espectáculo en la capital alavesa, uno de los montajes de calle de mayor éxito. 'Las fiestas de Vitoria tienen las cualidades perfectas: son más populares que las de San Sebastián, donde el ambiente es, sobre todo, pijo, y menos excesivas que las de San Fermín, en Pamplona', comenta este joven que vive siempre en verano, ya que a partir de octubre vuelve a su Argentina natal.
Con Tangorditos, son decenas los artistas y vendedores callejeros, la mayor parte de origen extranjero, que ocupan la capital alavesa. Pero la presencia de gentes de otros lugares y culturas trasciende estos seis días de festejos. Y estos vitorianos también disfrutan de La Blanca, aunque crean en Alá. Es el caso de Yusef, un joven marroquí que llegó hace seis años a la ciudad, y que estos días participa del jolgorio que recorre las calles del Casco Viejo. 'Normalmente, aprovechamos el verano para volver a nuestro país, a ver a la familia, pero yo prefiero hacerlo después del 10 de agosto, cuando se acaba la marcha en Vitoria'.
A la espera de que llegue ese día, ayer se vivió un acontecimiento musical que caló sobre todo entre el público aborigen: Oskorri, en su concierto, presentó algunos de los temas de su próximo disco.
De este modo, tras tres años de trabajo previo, sacarán a la luz en el mes de octubre un monográfico de canciones antiguas escritas en dialecto vizcaíno, una idea original que les propuso el bertsolari Xabier Amuriza, autor de dos volúmenes recopilatorios de poesía tradicional, escrita hace ya trescientos años, en su mayoría por autores desconocidos.
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