Torrevieja, una torre de Babel
En verano esta ciudad alicantina quintuplica su población con turistas procedentes de 130 países
Torrevieja empezó a explotar el turismo hace años, tras el declive del comercio marítimo. Muchos habitantes empezaron a alquilar sus casas en las décadas de los 60 y 70 con lo que obtenían unos importantes ingresos extras. Aquel incipiente desarrollo turístico, salpicado ya por las primeras urbanizaciones importantes de residentes extranjeros como la de Los Suecos, junto a la Torre del Moro, y sobre la Playa de La Mata fueron sólo el aperitivo de lo que vendría poco después.
Torrevieja en 1960 tenía poco más de 9.500 habitantes. Hoy día tiene ya 67.000 censados, con un número de residentes que en invierno se sitúa en 125.000 y en pleno verano ronda las 500.000 almas procedentes de 130 nacionalidades distintas. El infatigable boom turístico torrevejense de las dos últimas décadas, auge que continúa muy vivo, se ha plasmado en la actualidad en una metrópolis compuesta por 100 urbanizaciones con calles multirraciales y multiculturales, que convierten a la ciudad en una torre de Babel lingüística y social.
Y la crisis no hace mella en el auge torrevejense. Mientras otras zonas turísticas vieron descender un 10 % en julio la afluencia turística; en Torrevieja, al contrario, aumentó un 11,52 % ese mes, explicó ayer el alcalde Pedro Angel Hernández Mateo, quien indicó que en junio ese incremento fue del 24 % y la media de los meses de este año fue del 17 % de incremento de turistas respecto del anterior.
Los datos, dijo 'muestran la desestacionalización que era uno de los objetivos perseguidos, y con los servicios municipales hechos'. El padrón de Torrevieja, hoy con 67.000 habitantes, espera alcanzar los 72.000 a final de año merced a unos 1.300 nuevos censados mensuales.
El 40 % de los censados en Torrevieja son extranjeros, confirma Graham Knigth, responsable de la Oficina de Atención al Residente Internacional. Con 130 nacionalidades registradas, el 10 % de son británicos, seguidos por más de 4.000 alemanes y otros tantos escandinavos, aunque en los últimos meses está aumentando el número de irlandeses y rusos. La gran presencia extranjera se manifiesta de muchas maneras en Torrevieja, y no sólo a simple vista. En algunas urbanizaciones cuando se quiere preguntar por una calle a algún vecino, lo difícil es encontrar un español que te entienda, además en algunos establecimientos hosteleros la rotulación está en inglés o alemán.
Además, la presencia de empresas y bancos extranjeros y la confluencia de credos y relgiones es manifiesta. Las iglesias católicas tienen hoy día en Torrevieja la sana competencia de otros muchos cultos que ofrecen sus servicios a los feligreses desde la iglesia anglicana, a las de los luteranos alemanes, las evangelistas y las evangélicas de Suecia que comparten, como buenas hermanas turnos de culto en varios templos de urbanizaciones.
No sólo en la playa, el ocio o la diversión se plasma el cambio y el crecimiento, sino también en las costumbres. Mientras los residentes de todo el mundo se asientan, Torrevieja crece con ellos y prepara ambiciosos proyectos de modernos edificios y planes urbanísticos, como el Puerto o el Palacio de los Deportes. Desde los congresos a la cultura, Torrevieja se prepara para ser una capital turística internacional que poco a poco, al fin y al cabo, ya lo es.
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