LA GRAN PÉRDIDA DEL BÉISBOL

Woody Allen es músico de jazz, cineasta, actor, amante de sus padres, hombre problemático en sus relaciones sentimentales, escritor... Pero lo que no sabíamos era que estuvo a punto de ser una estrella de béisbol. Bueno, tal vez no a punto, pero sí que, según el mismo Allen, en su infancia estaba mejor dotado para esa actividad que para las labores culturales. El pasado miércoles, antes de volar de Nueva York a Seattle, lugar donde arrancó la gira por la Costa Oeste de la Eddy Davis and his New Orleans Jazz Band, en la que toca Allen y que le tendrá ocupado hasta mitad de este mes, el cineasta realizó unas curiosas declaraciones al diario británico The Daily Telegraph sobre sus habilidades físicas. 'Si tú te acercas un día a mi antiguo vecindario, en mitad de Brooklyn (Nueva York), y preguntas a mis colegas de los viejos tiempos sobre si yo iba a destacar en algo en la vida, muchos te dirían que sí, que yo tenía madera de estrella'.

Hasta aquí, lo esperado. Lo llamativo viene a continuación. 'Pensaban que yo iba a ser el segunda base del equipo de béisbol de los Yankees. Incluso yo mismo estaba convencido de mi futuro como jugador profesional. Había nacido para ello. Pero justo cuando a los 16 años empecé a planear mi fichaje en un equipo de las ligas menores y de ahí saltar a un equipo grande, vendí algunos de mis chistes a diversos programas de radio y televisión. No me fue mal y dejé de jugar al béisbol para dedicarme a escribir'. Es más, Allen aún recuerda sorprendido lo bien que arrancó su carrera como cómico. 'Fue completamente inesperado. Pero estoy convencido de que en mi carrera de jugador habría luchado al máximo y que podría haberlo logrado. Es más, pensándolo ahora, desearía haberme dedicado al deporte'. Mala suerte para el béisbol, un alegrón para los cinéfilos.