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Columna
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Vacaciones

Media España está de vacaciones. Unos cuantos millones escogieron Andalucía para evadirse. Las cifras dicen que tendremos un agosto como el pasado año. Las amenazas de ETA, la huelga de los pilotos, de los transportes públicos en Baleares y los eternos atascos en algunas carreteras andaluzas no han hecho mella en quienes tienen el mes de agosto como algo sagrado. Se paraliza medio país, no suenan los teléfonos, no hay reuniones y hasta quienes tenemos la obligación de trabajar lo hacemos con alegría porque nadie te vende un móvil, ni te ofrecen tarifa semiplana, ni recibes llamadas con ofertas extrañas y hasta los mensajeros funcionan. Una delicia. Hay un problema que no se puede resolver, por lo visto: las colas en los cajeros automáticos. Hay que 'achicharrar' la tarjeta, que ya vendrá septiembre con la rebaja.

Puede estar satisfecho el consejero de Turismo, José Hurtado. La ocupación avala un trabajo bien hecho. Las promociones son rentables y Andalucía sigue siendo un destino con presente y, sobre todo, con futuro. El turismo de sol y playa se alimenta de la propia inercia y, por ello, el consejero, con su equipo, viene introduciendo unas variables en la promoción y en aflorar nuevas propuestas de ocio en Andalucía, nada desdeñables, sino todo lo contrario. Hurtado ha conseguido introducir una nueva dinámica política a su gestión. La etapa del anterior consejero, José Núñez, tuvo su razón de ser. Era un hombre marketing, cuidadoso en la imagen, en los signos; necesario para recuperar Andalucía como destino turístico. Hurtado es más político. Quiere que el turismo sea, cada vez más, palanca capaz de levantar la economía del interior de Andalucía, con una apuesta decidida por la calidad, antes que por la cantidad. Lo ha dicho: queremos menos turistas, pero que gasten más. Una batalla. Otra, poner en valor el turismo cultural, medioambiental, lúdico y deportivo. Y lo que es más importante: agosto no hace granero. Una alta ocupación en los meses veraniegos no es suficiente. Andalucía tiene una oferta tan amplia y diversa que puede permitirse el lujo de poner en los mercados nacionales e internacionales suficientes atractivos como para romper la estacionalidad. Es el gran reto y José Hurtado lo sabe.

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