Torero y pico
Durante la faena pinturera, estética y vacía de contenido de Enrique Ponce a su segundo oponente, los tendidos se dividieron en dos bandos, el de los poncistas, llenos de frenesí, aplaudían y aclamaban; el otro, menos numeroso, achacaba al diestro de Chivas su sinsustancia. El gracejo, la chispa de un aficionado neutral puso fin a la disputa: 'Templarse, señores, que ambos bandos tienen razón, Ponce es algo más que un torero, es torero y pico'. Todos contentos.
Es la ganadería de don Antonio Bañuelos un sucedáneo norteño de la de Torrealta, sus toros pastan en la provincia de Burgos. Anunciados el año pasado, casualmente con las dos figuras que ayer hicieron el paseo, sus toros fueron rechazados en el reconocimiento. Parece ser que un electrónico apagón dejó a oscuras los corrales, porque la cosa no quedó clara. Hubo declaraciones para todos los gustos.
Bañuelos / Ponce, Julio, Marco
Toros de Antonio Bañuelos, impresentables, sospechosos de afeitado. 1º devuelto por inválido y sustituido por otro del mismo hierro. El resto rozaron la invalidez. 4º aplaudido en el arrastre.. Enrique Ponce: media trasera y tendida, rueda de peones, nueve descabellos -aviso-, tres descabellos, se echa el otro (silencio); dos pinchazos -aviso-, dos pinchazos, bajonazo delantero (ovación y saludos). El Juli: pinchazo, estocada trasera (ovación y saludos); cuatro pinchazos, bajonazo -aviso-, un descabello (división). Francisco Marco: dos pinchazos, entera, descabello (ovación y saludos); tres pinchazos, estocada caída, descabello (ovación). Plaza de Santander, 27 de julio, 7ª de feria. Lleno.
Don Antonio este año estaba exultante. Declaró a los medios que hasta seis veces los mentores de las figuras habían ido a su finca a repasar la corrida. No habría problemas. Tanto repasó dejó a los animales listos para la comedia.
La fiesta está llena de repasadores. Existen categorías como en todos los estamentos sociales. Los que más reparan y los más famosos son los conocidos por los tres uno. Este gremio, sin epígrafe conocido, se despierta ganadero, almuerza como empresario y se acuesta como apoderado. En estos tiempos que corren hay un nuevo tipo de raparadores, los familiares de las figuras.
Enrique Ponce, patético en su primero. Con el que cerró visita, fino estilista, guardando las distancias con la derecha. Gazapeó el maestro por naturales. Caché de figuras, faena de pegapases.
El Juli, figura por la gracia mediática, entrega cuanto lleva cada tarde, no importando nombre o categoría de la plaza. Todo lo quiere hacer, todo lo intenta. Su raza, casta, entrega, valor. Su conocimiento de las reses, de los terrenos y las suertes saltan todas las tardes a escena. Pone en marcha la maquinaria para saldar su carencia de hondura, naturalidad y calidad en el toreo fundamental. Ayer el intento fue fallido, vulgar, bullidor, sin más.
Francisco Marco, en el último de la tarde, hizo lo de mayor enjundia del festejo. Demostró que con oportunidades puede estar en el escalafón.
Hoy, con los victorinos, reaparece, tras el gravísimo percance sufrido en Pamplona, Juan José Padilla.
Babelia
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