Un directo solvente
Un poco de historia: tras publicar dos álbumes, Un buen momento (1995) y Coliseum (1997), de escasa repercusión comercial, pero con los que se labraron una excelente reputación (afianzada gracias a sus apabullantes directos) entre los seguidores del hard rock setentero, los murcianos M-Clan aterrizaron en 1999 en las listas de ventas con el disco Usar y tirar que, tocado por la varita mágica del reputado y veterano productor Alejo Stivel (artífice de éxitos de Joaquín Sabina o La Oreja de Van Gogh, entre otros), lleva vendidas más de 200.000 copias. Pese a todo, sus fans más puristas todavía no les han perdonado ese cambio de rumbo que les permitió sanear sus cuentas corrientes a base de melodías y estribillos de pegada instantánea y, menos aún, la osadía de completar la jugada con la publicación a principios de año de un elepé de tono acústico, Sin enchufe, que ha terminado de abrirles las puertas del público masivo. No hay más que ver los aficionados que ahora asisten a sus conciertos (desde rockeros talluditos que todavía conservan su confianza en el grupo a padres de familia acompañados por sus retoños o, en gran medida, jovencitos adictos a las radiofórmulas y los recopilatorios de grandes éxitos) para corroborar que la distancia que separa a los M-Clan de mediados de los noventa de los actuales es cada vez mayor. En todos los aspectos, vaya. Una muestra: antes los músicos citaban entre sus influencias a los Rolling Stones, Allman Brothers o Led Zeppelin, y ahora, aún sin perder de vista aquellas referencias básicas, prefieren mirarse en el espejo de renovadores del rock clásico como Wilco o Jayhawks. Están en su derecho y, además, sería absurdo recriminarles su voluntad evolucionista. Al menos, mientras mantengan una postura coherente y, pese a ciertas concesiones a la galería difíciles de defender (la pegadiza Carolina o su aclamada adaptación del Serenade de Steve Miller Band rebautizada como Llamando a la Tierra), sigan ofreciendo un directo tan robusto y, mejor aún, capaz de reconciliarles con los sectores más fundamentalistas de la parroquia rockera nacional.
M-Clan
Carlos G. Tarque (voz), Juan Pascual Saura (bajo), Santiago Campillo (guitarra), Ricardo Ruipérez (guitarra) y Juan A. Otero (batería). Jardines de Viveros. Valencia, 26 de julio de 2001
Acompañados por dos coristas y el teclista Alejandro Climent, el grupo murciano abrió su actuación a todo gas con Todo negro (el Paint in black de los Stones castellanizado) y Usar y tirar, para acto seguido atemperar el ritmo con Qué está pasando. Y así, combinando piezas más enérgicas (¿Dónde está la revolución? o Eres funky) con otras más relajadas (como Los periódicos de mañana, con la que abrieron los bises), aunque sin perder fuelle en ningún momento, transcurrió más de hora y media de concierto fácilmente disfrutable. Misión cumplida.
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