"Me falló la mecánica"

Tiger Woods, número uno con mucha diferencia en el ránking mundial de golf, ayer tuvo el peor resultado de su carrera profesional en un torneo grande. Acabó en el puesto 25 con uno bajo par, a nueve golpes del ganador, David Duval, y a cuatro del finlandés Mikko Ilonen, que hace sólo un año compitió como amateur en el Open Británico que se adjudicó Woods de manera abrumadora en Saint Andrews.

'No, no me duele, no es cuestión de vida o muerte', dijo el Tigre ayer, tras un decepcionante recorrido final de 71. 'Hice todo lo que pude. Si me hubiera rendido sí que hubiera dolido, pero yo no juego así'.

El momento cuando se rindió en la práctica, cuando abandonó las mínimas esperanzas que tenía de ganar, fue en el hoyo 12, donde hizo un triple bogey tras meter su drive en el rough. El misterio, y lo que demuestra su grandísima calidad, es cómo logró acabar el recorrido en par. Igual que en la primera vuelta, cuando se pasó todo el día de rough en rough, de bunker en bunker. Se recuperó el viernes con un 68, pero el 73 que hizo el sábado fue, según varios observadores veteranos en Royal Lytham, el recorrido más caótico que se le recordaba a Woods en mucho tiempo.

Pero tampoco es como si estuviera pasando una buena racha. El Open Británico es el cuarto torneo consecutivo en el que compite en el que acaba fuera de los primeros diez puestos. Lo cual no significa que su condición de número uno mundial se vaya a ver amenzada, tan enorme es la cantidad de victorias que lleva acumuladas durante los últimos dos años. Pero, por más que su problema no sea de vida o muerte, si es motivo de preocupación para un hombre cuyo objetivo principal en la vida, cuyo único objetivo casi, es convertirse no sólo en el mejor jugador de su generación, sino de la historia.

Hasta ahora, su respuesta cuando atravesaba momentos dificiles era recurrir a su preparador, su gurú, Butch Harmon. Éste suele identificar algún fallo minúsculo en el swing de Woods. Tiger lo corrige y después sale, hace un buen recorrido, y explica en una rueda de prensa que Butchy le solucionó el problema. Eso, por ejemplo, fue lo que dijo el viernes por la tarde tras hacer su 68 y colocarse en lo que parecía ser una posición ganadora en el Británico. Pero los microscópicos ajustes técnicos que hace Harmon, como si de un relojero suizo se tratara, o un mecánico en un taller de Rolls Royce, no sirvieron para nada ni el sábado ni el domingo. El Robocop del golf, el Robogolfista Woods, apenas entró en marcha el sábado y el domingo. Es posible que, como suele ocurrir con los jugadores normales, los mortales, parte del problema esté en la cabeza. Él parecía tenerlo muy claro cuando tras concluir el torneo espetó a los periodistas que le rodeaban: 'Me falló la mecánica'.