Figuras familiares
de germanías en los que se recogerá el antiguo lenguaje cheli. Si les soy franco, hay que reconocer que será una incomodidad, sí, pero que esto es el signo de los tiempos. No hay que hacer ningún dracma de ello.- Luis Andrés Muñiz García. Alicante.
Leo en EL PAÍS de fecha 16 de julio de 2001 una columna donde se recogen declaraciones hechas a una revista por la señora Ana Botella al respecto de la adopción de niños por homosexuales y me quedo de piedra ante la soltura con que opina; y me pregunto: ¿desde qué autoridad profesional lanza sus declaraciones: si ha hecho un curso acelerado de psicología en alguna universidad a distancia (en cuyo caso estaría muy, muy lejos, a juzgar por las asignaturas que no pudo cursar), o si acaso ha leído algún Manual acelerado de bricolaje práctico del buen psicólogo, o si sencilla y llanamente lo hace desde la autoridad de la que cree estar investida por el hecho de ser una 'figura' política circunstancial? Desde mi modesta opinión, y sin ser ningún profesional (desgraciadamente para mí, para responderle con mejores fundamentos que el simple sentido común), le recuerdo a esta señora que las figuras paterna y materna, por cuya pérdida tanto teme, hace tiempo que prácticamente han sido reemplazadas por otras. La nobleza y la alta burguesía dejaron en manos de institutrices y educadores estas figuras; únicamente las familias de las clases menos favorecidas encarnaban las figuras del padre, la madre, los abuelos, los tíos y los primos, porque no tenían más remedio que vivir todos juntos; actualmente están representadas en gran parte por las guarderías, colegios y los propios educadores. La familia y sus figuras tradicionales, a las que hace referencia y por las que tanto teme, están en franco proceso de transformación hacia otros derroteros desde que el núcleo familiar se redujo cuando la mujer se asimiló al ámbito laboral. Opiniones tan ligeras y reaccionarias como la suya pueden oírse en la cola de la pescadería, y si éstas me merecen algún respeto es, sencillamente, porque quienes las vierten lo hacen desde la ignorancia (como esta señora) y no tienen apenas trascendencia, pero son altamente peligrosas en boca de quien tiene poder político para hacer que se difundan ampliamente. Señora, como soy políticamente incorrecto, le diré que sus opiniones no me merecen ningún respeto y que, además, me dan miedo, porque me huelen a horno crematorio. Prefiero que a un niño le sobren, se le repitan o le falten algunas figuras familiares a que acabe 'desfigurado' en algún orfanato o en una cuneta.
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