Katharine Graham
Uno de los milagros sorprendentes del periodismo es que, aunque se necesita el trabajo de unas mil personas para sacar un periódico todos los días, cada uno de los periódicos adquiere una identidad propia. Identidad creada por personas de las que se puede haber oído hablar -el director, un columnista o un corresponsal- (...) o por personas totalmente desconocidas. (...) Pero casi nadie de los que trabajan en este periódico puede negar que en The Washington Post ha sido una persona la que ha convertido a nuestro periódico en lo que es hoy. Y esta persona es Katharine Graham. El legado de Katharine Graham es fruto tanto de sus cualidades personales (...) como de las cruciales decisiones adoptadas por ella. (...) Su decisión de publicar en 1971 el informe secreto del Pentágono sobre la guerra de Vietnam (...) fue más dura de lo que parece ahora. (...) Los abogados de Graham advirtieron que su publicación podía ser la ruina del grupo, (...) pero ella no quería aceptar que un Gobierno dijera a un periódico lo que no podía publicar. Y volvió a hacer lo mismo al año siguiente, cuando The Washington Post sufrió una enorme presión del Gobierno en el caso Watergate. (...) No menos importante para el éxito del periódico ha sido que Katharine Graham fuera una empresaria tenaz que nunca perdió de vista que un periodismo de calidad depende de una gestión con beneficios. (...) Nosotros somos los beneficiarios de su trabajo diario para conseguir un producto óptimo. (...) La vamos a echar mucho de menos.
Washington, 18 de julio
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