18 de julio
Alegrémonos: hoy no es fiesta. Es una frase: el motivo de alegría no existe, más que porque el pasado ha pasado. O no: sus corrientes se van infiltrando siempre hacia el futuro. Reproduzco la lista de los talentos que convivían y producían en España el 18 de julio de 1936, en un párrafo de García Posada (este periódico): 'En 1936 la cultura española atravesaba uno de los momentos más gloriosos de su historia. Escribían Unamuno, Baroja, Azorín, Antonio Machado, Ortega, Azaña, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Miguel Hernández; pintaban Pablo Picasso, Joan Miró, Daniel Vázquez Díaz, José Gutiérrez Solana, Salvador Dalí, Francisco Bores, Gregorio Prieto, José Caballero, Hernando Viñes, Maruja Mallo, Benjamín Palencia; esculpían Alberto, Ángel Ferrant, Pablo Gargallo, Julio González, Victorio Macho; hacían música Manuel de Falla, Ernesto Halffter, Gustavo Pittaluga; nuestros historiadores se llamaban Menéndez Pidal, Américo Castro, Bosch Gimpera; un joven llamado Severo Ochoa daba sus primeros pasos bajo la dirección del doctor Negrín, en la estela de Cajal; trabajaba el físico Blas Cabrera'.
No reniego de la cultura que hoy se produce en España, pero creo que lo que se cortó entonces creó una enorme hendidura que no se salva. La II República, y lo que la república amparaba detrás de ese nombre, era una gran cultura, un gran humanismo. Es más fácil recuperar la creación que sus receptores: es más fácil producir una cultura que un pueblo que la reciba. La cultura republicana contemporánea era un gran movimiento intelectual antes de que la palabra se consagrara: la crearon en Francia los ilustrados y los enciclopedistas, la emprendieron en España los afrancesados castizos, la recuperaron los creadores de 1898 en adelante, hasta juntar a unos años las generaciones unidas en 1936, y deshechas en ese momento. El asesinato psicológico de Unamuno fue un símbolo, y el 'Muera la inteligencia', algo más que un exabrupto: un programa político. Desde entonces murieron las escuelas libres, las ediciones populares, los ateneos libertarios: no han vuelto nunca. Desde entonces murió la diversidad de pensamiento, la idea de la libertad por el conocimiento: no han vuelto, o se han subsumido en este régimen. No digo que no la haya, y que no haya grandes creadores: pero se ha quitado de la vida cotidiana. Por eso digo que el 18 de julio tiene algo de permanente.
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