Un saldo de toros endebles
Corrida del mes de julio en Las Ventas. Mes de saldos, de rebajas, de liquidación de mercancías. El ganadero de turno aprovechó la fecha propicia y envió un saldo de toros inválidos, cuyo único juego consistió en darse unas cuantas costaladas a lo largo de la lidia y en quedarse parados en la muleta, entre gañafones defensivos y amagos de querer tumbarse a dormir la siesta.
Con estos elementos, la corrida no podía resultar entretenida, por muchos esfuerzos de imaginación y de voluntad que se hicieran. Tuvo que ser un toro de otro hierro, el cuarto de la tarde, el que diera oportunidad para el lucimiento. Ese cuarto fue un remiendo de Astolfi, de recortadas hechuras, pero de desarrollados y muy astifinos pitones. Manso en el caballo y bonachón y repetidor en la muleta, se enfrentó con él Mariano Jiménez y le construyó una faena sin muchas apreturas, pero en la que hubo redondos muy templados, repartidos en largas series, aderezados con pases con la zurda de menor fuste, pero siempre aceptables. Cuando ya tenía la oreja en la mano, los fallos con el verduguillo le impidieron exhibirla en alto durante una merecida vuelta al ruedo.
Moreno / Jiménez, Sánchez, Antequera
Toros de Alonso Moreno (uno rechazado en el reconocimiento, otro devuelto por inválido), discretos, aborregados e inválidos. 4º, de Astolfi, anovillado, manejable. 5º, sobrero de Los Derramaderos, aceptable, bronco. Mariano Jiménez: media caída (aplausos y sale al tercio); estocada corta y cuatro descabellos (vuelta). Andrés Sánchez: media ladeada (palmas y saludos); pinchazo y media atravesada (silencio). Martín Antequera, que confirmó la alternativa: estocada trasera (ovación y salida al tercio); tres pinchazos y descabello (silencio). Se guardó un minuto de silencio por las recientes víctimas del terrorismo y por el diestro mexicano Joselito Huerta. Plaza de Las Ventas, 15 de julio. Media entrada.
Con su anterior, las cosas no resultaron tan bonitas. Su tarea se desarrolló con descaradas meteduras del pico del engaño y una absoluta falta de emoción por la endeblez del morlaco. Faena desligada y aburridísima.
Otra faena para echarse a dormir fue la que realizó Martín Antequera en el toro de la confirmación de alternativa, a pesar de sus elogiables deseos de agradar, que le llevaron a torear con la derecha sin el apoyo de la espada y sin meter el pico. Pero la faena le salió a retazos y sin ninguna emoción, ya que esta vez, a la invalidez se unía el aborregamiento. Y lo mismo le ocurrió con el sexto, otro torete infeliz y lisiado.
Le correspondió a Andrés Sánchez el sobrero de Los Derramaderos, ganadería de lujo, por su sangre del encaste Núñez. Pero el bicho sacó genio y malos modo. Nada pudo hacer el de Salamanca con aquel ejemplar áspero y rebrincado. Antes tuvo un enemigo parecido, un inválido total, que se defendió a hachazos y que n o tenía energías para seguir la muleta. A pesar de los deseos del espada allí no podía haber faena alguna y claro está que no la hubo..
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