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Los nuevos espacios de realidad-espectáculo aspiran a que las convivencias sean útiles

Carmen Morán Breña

Y después de Gran Hermano ¿qué? Los nuevos formatos de programas de entretenimiento televisivo darán un paso más. Tratarán de encontrarle un significado a tantos días de vida en el escaparate, una finalidad, que la convivencia real sirva para algo, según aseguran los productores y los programadores de las cadenas.

De las nuevas tendencias de los llamados programas de realidad-espectáculo se habló ayer en uno de los cursos de verano que la Universidad Complutense celebra en El Escorial. Allí se dieron cita tres de los responsables de los programas más novedosos de las últimas temporadas: Josep Maria Mainat, productor de El bus, de Antena 3; Joaquín Zamora, director realizador de Supervivientes. Expedición Robinson, cuya segunda entrega emitirá Tele 5, y Alejandro Gómez Lavilla, director de programación de esta cadena privada, que lanzó en España la versión de Gran Hermano, producida por Zeppelin.

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Josep Maria Mainat, director general de Gestmusic Endemol, explicó por dónde van los tiros para la nueva temporada. Habló de Operación triunfo, un programa en el que se seleccionará a los concursantes por sus dotes artísticas, y, como premio, al que más aguante y capacidad demuestre se le lanzará al éxito. Mainat, uno de los miembros del extinto grupo La Trinca, explicó que otro de los formatos que innovan a partir de la exitosa fórmula de Gran Hermano será la selección de un grupo de personas con unos kilos de más que intentarán, a la vista de todos los espectadores, conseguir un peso ideal. Recibirán un dinero equivalente al peso perdido.

Lavilla se congratuló del éxito, por segundo año consecutivo, de Gran Hermano, que sólo ha caído dos puntos respecto a la audiencia de la primera edición: 'El 96% de los espectadores españoles ha contactado alguna vez con la famosa casa del programa', dijo, y aseguró que jamás se ha manipulado nada en Gran Hermano, 'porque eso le quitaría credibilidad'. En un tono distendido, su colega Mainat criticó que se haya usurpado al telespectador la posibilidad de presenciar las escenas de sexo, al contrario de lo ocurrido en otros países. 'No estoy hablando de ponerlo en televisión a las cinco de la tarde, ni de que se vea el vello púbico. Nada de detalles, pero si se vende la realidad de la vida, el sexo también es parte de ella', dijo el productor catalán. Lavilla se defendió diciendo que las escenas de sexo hubieran sido 'un fácil argumento de descrédito en manos de los críticos'.

Joaquín Zamora, director de Supervivientes, producido por Globomedia, explicó que estos programas de realidad son los herederos directos del culebrón. 'La gente se cuenta en la calle cómo ha evolucionado la relación de los concursantes, al igual que se hace con los protagonistas de un culebrón'. Supervivientes no tuvo el éxito esperado, pero la próxima temporada probará de nuevo suerte en las islas Seychelles, donde subsanarán los errores de la primera parte. 'El programa estaba grabado de antemano, y eso le quitaba credibilidad', reconoció Zamora. 'Claro', apoyó Mainat, 'no como en Gran Hermano, que casi se podía oler el aceite de las sardinas'.

Todos los ponentes coincidieron en que las críticas han contribuido a subir la audiencia de estos programas. 'Cuando las fuerzas vivas pierden los papeles, la audiencia sube', bromeó Mainat.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.
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