Hallazgos y retos en oceanografía
El océano ha estado y está estrechamente ligado al desarrollo de la humanidad en todas sus vertientes: evolutiva, histórica, socioeconómica y estético-cultural. La oceanografía ha experimentado un desarrollo decisivo, al que la comunidad científica española ha contribuido de forma significativa, en los últimos 30 años, debido a su incorporación a los planes de estudios universitarios y al desarrollo de nuevas tecnologías y métodos de observación y análisis.
El océano es un gran almacén de calor, contiene más de 50 veces la cantidad de CO2 presente en la atmósfera y el 97% de agua del planeta. Es un componente fundamental en la regulación del clima, aunque nuestro conocimiento sobre esta relación es todavía insuficiente para prever con exactitud el papel del océano en la evolución del clima.
La desaparición de la oceanografía en un programa diferenciado desmantelaría una cohesionada comunidad europea
Recientes experimentos internacionales han aportado un mayor conocimiento sobre la circulación oceánica, su estructura hidrográfica y la mezcla a diversas escalas. Aún así, estamos sólo empezando a ensamblar las piezas necesarias para obtener una visión integral de la física del océano. La turbulencia es básica en la transferencia de energía, masa y otras propiedades a diferentes escalas: desde planetarias (interacción océano-atmósfera) hasta submilimétricas (alimentación del plancton). Al intervenir en tan amplia gama de procesos, su comprensión integral está aún lejana.
En los últimos años se ha descubierto la enorme complejidad de los procesos químicos que controlan la abundancia y el ciclo vital de los organismos, así como la incidencia de éstos sobre los ciclos de los elementos (biogeoquímica). Nuevas técnicas de análisis han permitido identificar pasos fundamentales en los ciclos y flujos biogeoquímicos marinos y su interacción con los ciclos terrestres y atmosféricos de los elementos.
Sabemos mucho menos de la biodiversidad marina que de la flora y fauna terrestres. Aquélla se erosiona a ritmos alarmantes, viéndose los manglares, arrecifes de coral y praderas submarinas diezmados en amplias regiones del océano. La sobreexplotación de las pesquerías fuerza cambios dramáticos en el sector pesquero, la capacidad de la ciencia para predecir la evolución de los stocks pesqueros se ha mostrado insuficiente. Las teleconexiones que afectan al comportamiento de los stocks pesqueros, así como a los sistemas físicos y biogeoquímicos subyacentes separados por miles de kilómetros, sugiere la existencia de mecanismos esenciales que fuerzan respuestas coherentes en el océano. La identidad de éstos, claves en el control y estabilidad del clima, permanece aún sin dilucidar, lo que limita seriamente nuestra capacidad de previsión.
Estos nuevos desafíos y la validación de modelos exigen un mayor énfasis en el inherente carácter interdisciplinario de la oceanografía y en nuevos sistemas de observación en un medio de muestreo difícil y escaso. Estas exigencias, más la demanda de información asimilable en tiempo presente, similar a la proporcionada por los servicios meteorológicos, han generado un nuevo reto: la oceanografía operacional.
Es tristemente paradójico que cuando la oceanografía ha experimentado un enorme avance, se han identificado cuestiones cruciales para la ciencia y el bienestar social y la oceanografía española ha alcanzado un nivel internacional destacado, los planes públicos de I+D, tanto europeos como españoles, que hasta hace poco tenían programas específicos de investigación marina, la hayan difuminado dentro de programas más generales. Frente a un excesivo protagonismo, en la financiación pública en I+D, de la investigación en la sociedad de la información, nuevas tecnologías y genómica, con sus hipervaloradas expectativas, destaca nuestra dificultad para asegurar los recursos básicos (agua y alimento seguro) a la sociedad. La capacidad de prever el comportamiento del océano en el control del clima y el funcionamiento de sus cadenas tróficas se perfilan como objetivos estratégicos de este siglo. Dentro del aparato científico de la UE comienzan a oírse voces que claman por recuperar la anterior posición de la oceanografía en el próximo VI Programa Marco de I+D de la UE. La desaparición de aquélla en un programa diferenciado desmantelaría una cohesionada comunidad oceanográfica europea. Los grandes retos a los que la oceanografía se enfrenta y su repercusión sobre la sociedad exigen un decidido compromiso del sector público.
Gregorio Parrilla es investigador en el Instituto Español de Oceanografía y Carlos Manuel Duarte es profesor de Investigación en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.