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Obsesión por la seguridad

El Comité Olímpico Internacional decidió ayer no correr riesgos y seguir el consejo de las autoridades rusas tras detectarse la desaparición de un número no revelado, pero significativo, de acreditaciones de prensa: las anularon todas. La entrega de nuevas tarjetas, con un sello para diferenciarlas de las anteriores, provocó colas y protestas en el Centro Inernacional de Comercio de Moscú que se extenderán al menos durante todo el día de hoy, a medida que sigan llegando informadores a la ciudad que, en la mayoría de los casos, gestionaron sus acreditaciones hace ya varios meses.

Rusia está apostando fuerte para que todo vaya como la seda en esta histórica sesión del COI en la que se decidirá la ciudad sede de los Juegos del 2008 y se elegirá al sucesor de Juan Antonio Samaranch al frente del Comité.

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El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, pretende que el éxito del evento se convierta en la mejor propaganda para la candidatura de la ciudad a los Juegos del 2012, aunque esta carrera no esté oficialmente abierta todavía.

Unos 4.000 policías refuerzan estos días el dispositivo de seguridad en Moscú, si bien su presencia en las calles no es todavía es muy visible. El acontecimiento hace llegar a la ciudad a numerosas personalidades de todo el mundo, desde miembros de familias reales (de Inglaterra, Holanda, Luxemburgo, Mónaco o España) a primeros ministros (los de Canadá y Francia) y alcaldes de las cinco ciudades candidatas.

Pese a la guerra de Chechenia, el terrorismo no es un problema grave en Moscú. El último atentado de consideración se produjo en agosto del año pasado y, al igual que los que destruyeron varios edificios en septiembre de 1999, no se ha podido identificar todavía a sus autores.

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