_
_
_
_

Veinticuatro presos de Soto escenifican 'La venganza de don Mendo'

Los actores se ganaron los aplausos de 300 compañeros

Diez mujeres y 14 hombres demostraron que 100 días de ensayos han sido mucho más que una terapia contra el tedio: se ganaron los aplausos del público, unos 300 presos que, gracias también a La venganza de don Mendo, dieron esquinazo a la rutina durante media mañana.

Los espectadores se mostraron respetuosos, a ratos entregados, y algunos le pusieron a la representación un punto gamberro, como de colegio mayor. Por ejemplo, ese que, a voz en grito, empezó a corear '¡el baile del pañuelo, el baile del pañuelo!', demostrando que estaba muy al día en el campo musical veraniego (es el último éxito de Leonardo Dantés). Y otro que, al presenciar la escena de Don Mendo en los calabozos, exclamó: 'Ése, ése es el ambiente, colega'. Entre los actores cundió el nerviosismo antes de la función, y al final, una mezcla de satisfacción y tristeza por lo que se acaba. Antonio, 'del barrio de Carabanchel, y a mucha honra', respiró aliviado tras la representación. 'Me ha costado mucho aprender el papel de Don Mendo, porque sólo podía estudiarlo los domingos, ya que de lunes a viernes trabajo en el taller de construcciones metálicas y los sábados me preparo las asignaturas de segundo curso de sociología que estoy estudiando aquí', señaló este recluso, de 39 años.

A Antonio le quedan por cumplir cuatro de los nueve años de condena y, aunque espera conseguir el régimen abierto en pocos meses, todavía le dará tiempo de participar en el próximo invento de Jaime Blanch: un recital poético con piezas 'picantonas' de la literatura.

El trajín laboral de Antonio obedece a un miedo a estar a solas, a ser consciente del tiempo que le resta aún para la libertad. Y eso que la de este recluso es una soledad compartida, porque en Soto del Real ha conocido a Pilar, con la que ha contraído matrimonio. Ella hizo de la reina Berenguela en las andanzas de Don Mendo, y esa afición compartida les ha permitido pasar más tiempo juntos. Habitualmente ocupan módulos distintos y tienen que conformarse con un cara a cara íntimo al mes y una charla de 40 minutos a la semana. Bueno, y a las miradas que cruzan durante los talleres.

Con La venganza de don Mendo, Pilar ha recobrado la confianza en la gente, en el trabajo en equipo. 'En la prisión se vive mucho el sálvese quien pueda, se pierde el espíritu de solidaridad y te conviertes en un animal individual; el teatro nos ha ayudado a compartir', remarca esta estudiante de derecho, que lleva tres años en la cárcel y tiene una condena de 11. Otro de los que se sumaron al carro teatral es Raúl, un argentino de 57 años para el que La venganza de don Mendo ha sido como 'volver a nacer'. Otra de las peculiaridades de este Don Mendo carcelario es la mezcla de acentos de los actores, entre colombianos, argentinos, bolivianos, etcétera.

Jaime Blanch, director de la obra <I>La Venganza de Don Mendo</I>.
Jaime Blanch, director de la obra La Venganza de Don Mendo.SANTI BURGOS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_