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El público de 'Teatro a la carta', de Esteban Roel, elige cada noche el menú de la obra en la sala Pradillo

Nada es lo que parece en el espectáculo Teatro a la carta, del mexicano Esteban Roel, que animará las noches (a las 22.30) de la sala Pradillo hasta el 11 de agosto (de miércoles a sábado). A la entrada, los espectadores reciben un menú por escrito; sin embargo, no van a cenar. Acuden a ver una obra de teatro, pero no tienen ni idea del argumento ni del estilo. Todo es enigmático y ahí está la gracia de Teatro a la carta: la improvisación. El director cuenta el porqué de tanta incógnita: 'Siempre que iba a ver el espectáculo de algún amigo me quedaba con la sensación de que la propuesta del director era la que me tenía que comer. Pensé que sería mejor que las propuestas las diera el público'. De ahí que tres actores y él mismo se enfunden cada noche el uniforme de camareros y sirvan el menú teatral preferido por el público.

La carta es muy variada. De entrantes hay, por ejemplo, croquetas, o sea, 'deliciosos y pequeños monólogos que llenarán su plato de humor'. Si el espectador prefiere una sopa puede tragarse una de letras, esto es, 'potaje literario con guarnición narrativa'. Quienes prefieran la 'frescura y ligereza' de una ensalada pueden combinar a su albedrío entre personajes (el político, el psicópata), lugares (en un armario, en el Parlamento) y situaciones (de sobredosis, golpe de Estado, divorcio). No se llenen todavía, que quedan los platos fuertes: el español, que es 'una receta a la Tirso, a la Lope y a la Calderón (en verso)', el italiano, 'sublime degustación de arias, recitativos al dente (ópera)', y el americano, hecho de 'sabrosas melodías aderezadas a la barbacoa con sonrisas de miel (musical al estilo de Broadway)'.

Y, de postre, una nota musical: 'Dulcísimos y grandes éxitos cubiertos de rica nata casposa' (fresas con nata), o 'movida de tutti fruti con ricos y juveniles ritmos' (copa helada).

El público apunta en una servilleta su elección y cada función consta de un primero, un plato fuerte y un postre. Para evitar 'el encorsetamiento', los cuatro actores cuentan con tres escenarios de tamaño distinto y una filosofía inspirada 'en los bomberos': 'Si te hundes no te hundes solo'.

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