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Reportaje:

La NBA une a los niños de la guerra

Croatas y serbios de la Liga americana organizan un campamento con pequeños de todas las zonas de los Balcanes

Vlade Divac, el pívot serbio de los Kings de Sacramento, sudaba hace unos días en mitad de una cancha rodeado de todo un crisol. Había niños de Croacia, Macedonia y Eslovenia. De Bosnia Herzegovina, y de Serbia y Montenegro. Todos jugando el mismo partido. 'Vienen de diferentes partes; hablan diferentes idiomas', dijo Divac desde Treviso (Italia). 'Pero tanto si son croatas, serbios, eslavos o cualquier otra cosa, les damos la oportunidad de estar juntos e intercambiarse anécdotas. Van a vivir unos cerca de otros durante mucho tiempo. No pueden librarse. Hace diez años esto era imposible', confesó Divac.

El jugador de la NBA ha ayudado a levantar en Treviso un campamento para niños que han vivido las guerras de los Balcanes, que luchan a diario con sus diferencias. Su compañero de equipo, Predrag Stojakovic, alero, también serbio; Toni Kukoc, el alero croata de los Hawks de Atlanta; y otros cinco jugadores de la NBA, procedentes de países de la Europa del Este han colaborado en la creación de Baloncesto sin Fronteras.

Además de enseñar el baloncesto y prevenir contra el consumo de drogas, los jugadores hablan con los niños sobre la resolución del conflicto y sobre el hecho de vivir juntos en una región dispar y dividida. Los 10 mejores jugadores, de edades entre 12 y 14 años y seleccionados de los cinco países, han sido divididos en cuatro equipos. Cada equipo es un mosaico de nacionalidades.

La participación de Divac en el programa se produce en una época en la que su país natal está saliendo de su triste legado. Viendo a los niños regatear este fin de semana, le costaba creer que hace una década, cuando él jugaba para Los Ángeles Lakers, se había sentido impotente junto a su taquilla antes de un partido, a punto de echarse a llorar por la violencia que se vivía en su país.

Slobodan Milosevic, el antiguo dirigente serbio al que se culpa en gran medida de tanto derramamiento de sangre y del aislamiento, fue recluido la semana pasada en una prisión de La Haya (Holanda). El martes, en su primera comparecencia ante el tribunal después de ser extraditado de Belgrado, Milosevic se negó a declararse culpable o inocente de las acusaciones de crímenes contra la humanidad ante un tribunal para crímenes de guerra de Naciones Unidas.

'Odio la política, pero soy más partidario de que el juicio se hubiese celebrado en Yugoslavia', declaró Divac. 'Hizo daño a muchas personas, pero también hizo mucho daño a los serbios'. 'En general, me gustaría ver a los serbios tomar la decisión respecto a lo que él hizo. Es bueno que esté ahí, pero debería ser juzgado por su propio pueblo'.

Divac ha afirmado que teme que los líderes demócratas elegidos para sustituir a Milosevic creen más inestabilidad en la región, y finalmente conduzcan a otro gobierno y a más derramamiento de sangre.

'EE UU ha cometido muchos y grandes errores en este asunto', declaró Divac. 'Si quieren la paz en la región, deben ayudar a que suba al poder más gente nueva. No tienen muchos líderes. Para hacer algo positivo, es necesario que el mundo se involucre. Ahora es el momento de hacer algo. No debemos dejarlo para después. Este es el error que cometieron antes. A los chicos les digo que no se preocupen por la política, pero creo que debo pronunciarme al respecto'.

En el campamento organizado en Treviso el pasado fin de semana, un niño en especial llamó la atención de Divac. Era un desgarbado y travieso muchacho de 13 años, llamado Mirko. Vivía muy cerca de Prijepolge, la pequeña provincia cercana a Sarajevo (Bosnia Herzegovina), donde la familia de Divac vivió y oyó caer las bombas en 1991.

Divac llamó a su casa un sábado y supo que un muchacho que había crecido con él había muerto de una herida de mortero. El siguiente fin de semana, otro chico. Y otro. Pronto, la expresión limpieza étnica iba a formar parte del léxico. El número de muertos siguió aumentando. 'Entiendo la guerra', dijo entonces. 'Entiendo que la gente muera. Pero no puedo entender que mueran niños. Bebés, m uriendo a diario. No consigo entenderlo'. Divac dijo el sábado: 'Por aquel entonces, Mirko sólo tenía 3-4 años'.

'Creo que esto es bueno', dijo. 'Este programa te hace ver que no vivimos sólo en un país; vivimos en un planeta'.

© New York Times

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