Putin ofrece un trato privilegiado a Chirac para superar las tensiones sobre Chechenia

La mejor prueba de que el presidente ruso, Vladímir Putin, quiere dejar atrás pasadas tensiones y forjar una relación privilegiada con su homólogo francés, Jacques Chirac, es que ayer recibió a éste como a un amigo personal en su ciudad natal, San Petersburgo. Es ésta una atención que el líder del Kremlin dispensa con cuentagotas y que en su día tuvo también con el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el primer ministro británico, Tony Blair. La parte oficial de la visita se iniciará hoy en Moscú, pero la jornada de ayer (con cena íntima incluida) permitió a ambos presidentes conocerse un poco mejor.

Las críticas a la guerra de Chechenia hicieron que Putin viajase a países europeos de menor peso político como España e Italia antes que a Francia, que, con Borís Yeltsin en el Kremlin, constituyó una de las principales bazas de la política exterior rusa.

Chirac quiere superar esa etapa y, tal vez por ello, se ha abstenido estos días de referirse a la situación en el Cáucaso. En cambio, ha puesto el énfasis en la necesidad de reforzar la cooperación de Rusia tanto con Francia como con la UE.

El escudo antimisiles que George Bush quiere desplegar para contrarrestar la supuesta amenaza terrorista de países como Irán y Corea del Norte tendrá también un papel destacado en las conversaciones de los dos líderes, que comparten reticencias hacia el proyecto.