El Villarreal se queda sin el sueño de disputar la Copa de la UEFA
Un tercer equipo disputaba la final de anoche, aunque desde la lejanía. Era el Villarreal, séptimo clasificado en el campeonato de Liga, a quien un triunfo del Celta otorgaba de rebote una plaza para la próxima Copa de la UEFA. El conjunto vigués ya había obtenido su pasaporte europeo en la Liga -fue sexto- con lo que, en caso de victoria, quedaba una plaza en juego. Pero no ganó el Celta, y esa plaza se fue a manos del campeón, el Zaragoza, que dejó al celta sin título y al Villarreal sin el sueño de viajar a Europa.
- No se llenó La Cartuja. Pese a la trascendencia del evento, el estadio de La Cartuja no cubrió la totalidad de sus graderíos, en buena medida por las 10.000 entradas que devolvió el Zaragoza. De la capacidad total del recinto -unas 60.000 plazas- 21.500 fueron ocupadas por aficionados del Celta, 10.000 por los del Zaragoza, otras 10.000 por el público en general y unas 5.800 de palcos y zonas de prensa, entre otros conceptos. Por ello, el aforo cubierto no llegó a las 50.000 localidades.
- Partido de alto riesgo. Casi 800 agentes, entre Policía Nacional, Policía Local y vigilantes privados, velaron por la seguridad del partido, declarado de alto riesgo. Esas unidades contaron con el apoyo de dos helicópteros.
- Adiós a García-Aranda. Para José María García-Aranda, el árbitro del partido, éste tuvo un sabor especial. A sus 45 años, el colegiado madrileño decía adiós al arbitraje tras dirigir 173 partidos de Liga, desde su debut en Primera hace once años, y 70 choques internacionales, entre ellos el partido inaugural del Mundial de Francia 98 y una final de la Copa Intercontinental.
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