Lurdes Barba dirige 'Oblidar', una obra sobre la fragilidad de la memoria

El reparto incluye sólo a un hombre (interpretado por Andrés Moreno) en una historia de mujeres que deja poco espacio al mundo masculino.

Las intérpretes dan vida a cuatro hermanas muy distintas entre sí y que no han mantenido una relación continuada en el tiempo: una de ellas lleva 15 años sin ver al resto, desde que abandonó la casa familiar para evitar unas tensiones que ya no soportaba.

Tienen una vida poco convencional, salvo la mayor, que es la única casada y con hijos. Y, sin haberlo verbalizado jamás, todas están marcadas por la falta de amor de una madre nacida para seducir y para ser querida, no para querer.

La reunión entre las cuatro mujeres se produce a raíz de una pequeña desgracia: la hermana pequeña ha sufrido un accidente de tráfico, ha perdido la memoria, y, entre todas, deben debatir cuál es el mejor modo de ayudarla. La reunión causará una tempestad emocional en las hermanas, que se verán obligadas a recordar cosas de las que preferirían haberse desprendido para siempre. La tensión entre ellas se multiplicará por culpa de una presencia sonora: la de la madre, enferma de Alzheimer, presente en la misma casa que sus hijas, pero en otra habitación, de modo que nunca llega a aparecer en escena.

En opinión de la directora, Oblidar es una obra 'muy dura, un drama contemporáneo' sobre cómo las distintas formas de desmemoria 'van dejando lagunas en nuestra vida. Pero cuando queremos construir un presente para abordar un futuro no tenemos más remedio que recuperar aquellas cosas que hemos olvidado'. Barba confiesa que la selección de la obra partía de una premisa: querían un texto escrito por una autora contemporánea. Pero asegura también que, más allá de las rencillas y traumas que marcan la relación de las protagonistas del montaje, el tema del olvido le interesa 'porque a nosotros nos han obligado a olvidar una parte de nuestra historia. En nuestra profesión, por ejemplo, hay grandes actores y autores que han caído injustamente en el olvido porque no están de moda'.

El montaje se estructura en dos partes. En la primera, se muestra abiertamente el conflicto entre las hermanas. La segunda es una sucesión de lo que Barba define como 'monólogos con testigo', en las que, por parejas, cada una de las mujeres habla mientras la otra la escucha. La puesta en escena de la obra, que podrá verse hasta el 5 de agosto, es austera porque la directora quería que las actrices se presentaran ante el público con la mayor desnudez posible.