'Para acabar con la marca de elitismo de la ópera, la música debe entrar en los colegios'
La valenciana Isabel Rey forma parte del elenco de la Ópera de Zurich desde 1991. Ése es sólo uno de los logros que jalonan la carrera de una soprano que comenzó su escalada artística ganando el segundo premio en el Concurso Internacional de Canto de Bilbao de 1987, lo cual le permitió debutar con la ópera La sonnambula, de Bellini. Desde entonces ha colaborado estrechamente con José Carreras, ha interpretado más de 40 papeles en siete idiomas y ha cantado otras dos veces en la capital vizcaína. La última de ellas, ayer, cuando dio vida al arcángel San Gabriel en la catedral de Santiago, durante el recital La Creación.
Pregunta. ¿Está satisfecha con su trayectoria, o en sus sueños se imaginaba aun más arriba?
Respuesta. Hombre, cuando uno empieza a trabajar en esto la imaginación es más poderosa que nada. Uno cree que va a poder conseguirlo todo, y además muy rápido. Pero estoy muy satisfecha de donde estoy, a pesar de mi imaginación y de que soy muy ambiciosa. En el mundo de la ópera no es fácil hacerse un hueco porque, aunque el gran público no lo sepa, cantantes de ópera hay miles. Y de mi tesitura, que cantan las mismas obras que yo, cientos, y además todas buenísimas. Entonces, hay que trabajar mucho más duro que los demás para subir un escalón más alto.
P. ¿Qué cualidades debe tener una gran soprano?
R. A mi modo de entender, la voz no es una de las principales. Tiene que tener una capacidad de trabajo muy grande, una disponibilidad completa, casi las 24 horas del día y todo el año, y no tiene que tener miedo a los aviones, ni a las maletas, ni a los viajes, ni a dejar atrás a la familia y a los amigos. Debe tener una musicalidad muy importante, inteligencia para el canto y para la música, flexibilidad...
P. Ha olvidado citar las dotes interpretativas, ¿no cree?
R. Por supuesto. Sobre todo en nuestros tiempos es fundamental porque el cine se ha metido en las casas gracias al DVD, y hace años ya al vídeo, y el público cuando va al teatro a ver una historia necesita creer realmente que el actor o el cantante da el tipo del personaje.
Carreras
P. ¿Le ha enriquecido su colaboración con José Carreras?
R. Muchísimo. Ha habido conciertos a los que han venido 16.000 personas a ver a Carreras, lo cual me parece fascinante. Me parece que es un cantante amadísimo por el público, sobre todo en el extranjero. Trístemente.
P. ¿Es ése un mal extendido?
R. Sí. En este país no se comprende que las personas envejecen y cambian. Montserrat Caballé, Teresa Berganza, Victoria de los Ángeles, José Carreras, Juan Pons, Plácido Domingo,... todos esos grandísimos cantantes que han llenado durante generaciones todos los teatros del mundo son adorados en el exterior por lo que fueron. En España cuando dejan de ser lo que se tiene en las grabaciones se les deja de apreciar en la misma medida. Es triste, porque han dado una gloria a nuestro país y al mundo de la lírica que, sólo por esto, deberían ser amados hasta el final.
P. ¿Es injusto calificar a la ópera de elitista?
R. Sí. Hoy día prácticamente cualquiera puede acceder a una función. Lo que considero muy importante para que la ópera deje de tener esa marca de elitismo es que la música entre en los colegios. Que los profesores que dan música allí sean profesores de música, no profesores de otras disciplinas que aprenden algo de música para tener un ratito de ritmo con las claves o cualquier instrumento de percusión. Ése es el gran problema de la educación española en este momento. Hay montones de auditorios fantásticos que hay que llenar con público, y no se logrará si no se trasmite la música a los niños desde el principio.
P. ¿Hace falta, por tanto, que el público sea entendido?
R. Creo que todo el público es entendido. Hay gente que viene y me dice: 'Yo no entiendo nada, pero me has emocionado, he llorado'. Y el público que es capaz de emocionarse ya entiende.
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