'La música es un vehículo de comunicación'
Su papel en el panorama musical israelí y árabe en general no pasa desapercibido. A este solista, violinista, compositor e intérprete de la música de tradición judeo-árabe se le atribuyen todo tipo de músicas, estilos, fusiones y es considerado un baluarte de la integración de las culturas, de lo clásico y lo moderno, de Oriente y Occidente y, por supuesto, de palestinos e israelíes. Yair Dalal nació hace 47 años en Tel Aviv (Israel) pero su familia es de ascendencia iraquí. Ese origen le ha conferido una proyección cultural de lo hebreo que ha sabido cocinar con el mundo árabe y ha sido determinante a la hora de transmitir su música. No en vano trabaja con músicos árabes y judíos y, con su violín o su laúd, se atreve con el jazz, el blues, el rock o la música oriental. Cuenta con ocho discos en el mercando y un sinfín de grabaciones realizadas con otros artistas. Su paso por Alamar, el festival de las culturas mediterráneas de Almería, ha sido uno de los hitos entre las actividades musicales programadas.
Pregunta. ¿Coincide su música con lo que se denomina étnica o de fusión?
Respuesta. Cuando toco música tradicional se puede pensar que es de raíz y cuando compongo, que es muy étnico porque es mío pero basado en las raíces de Oriente Medio.
P. ¿Pero cómo se autodefine musicalmente?
R. Soy el único que sigue la tradición. La mayoría de los músicos iraquí-israelíes emigraron a Israel pero tocan para los judíos, no para los árabes. Soy el único que mantiene viva la tradición musical judeo-israelí.
P. ¿Y no le preocupa que no haya nadie detrás de usted?
R. Hay gente joven que me sigue. Y enseño a mucha gente a seguir estudiando esta música y a traducir letras del hebreo y el árabe. A veces parece que la única música que existe es la kletzmer y eso es una parte muy pequeña de la tradición judía.
P. ¿Cuál es su visión de la situación social en Israel?
R. La situación no es mala sino peor. Las cosas empiezan a verse sin esperanza. Cuando alguien es capaz de matarse para matar a otros, algo no anda bien. El mundo debe hacer algo para juntar a esa gente en torno a una mesa si no al menos para provocar la paz, sí para evitar la guerra.
P. ¿Qué papel juega la música en este contexto?
R. Hay países, como Japón y Francia, que han vetado la visita de artistas israelíes en festivales desde que se han recrudecido los conflictos en Israel. La música sólo tienes que oírla o tocarla y es un vehículo de comunicación. Yo estoy muy agradecido al festival de Alamar por permitir esta visión de la cultura Mediterránea.
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