Política educativa
Carme Laura Gil, consejera de Educación de la Generalitat, se ha quejado de que se utilice la educación como arma política; inadmisible sarcasmo proferido por alguien que está aplicando un determinado proyecto político para intentar convertir la educación pública en una auténtica ruina, desoyendo incluso imperativos legales aprobados por el Parlament.
¿Cuál es su política?: aumentar los conciertos con la escuela privada concediendo subvenciones absurdas a centros de élite; dejar en manos del sector privado la casi totalidad de la oferta de ciclos formativos; despreciar a la comunidad educativa del sector público al no concederle los recursos suficientes para ofrecer una enseñanza de calidad.
Esta política sólo puede ser calificada de un modo: ultraliberalismo de derechas. A juicio de los que defendemos el sistema público, es necesario cambiar de política y la consejera tiene que presentar la dimisión, a no ser que considere un éxito el haber conducido el sistema educativo de nuestra comunidad a la vergonzosa situación en que se halla.
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