Iverson baja de las nubes a los Lakers
El escolta de Filadelfia lideró a su equipo con 48 puntos, siete de ellos en la prórroga
David cogió su honda puso en ella una piedra y la lanzó sobre la frente de Goliath que cayó fulminado al suelo. Un joven pastor y solista de arpa, cuenta La Biblia, liberó inesperadamente al pueblo de Israel del yugo de los filisteos. Desde que se conoció que el equipo de Larry Brown iba a disputar la gran final de la NBA, a Filadelfia le han dado el papel de David y a Los Ángeles el de Goliath. Así, los Sixers dieron la sorpresa y vencieron en el primer partido a los Lakers 101-107 (0-1). La gesta tuvo un protagonista recrecido como nadie. Fue el escolta Allen Iverson, que logró 48 puntos, incluidos los últimos siete puntos de su equipo, en la prórroga.
Más de 3.000 años después la leyenda se hizo realidad, un joven de origen humilde y solista de los Sixers cogió la honda y la lanzó sobre la frente de los californianos, que cayeron redondos al suelo. Se trataba de un muchacho negro con trenzas en el pelo, el cuerpo cubierto de tatuajes, y un par de mangas compresoras. Nadie creía en él ni en su equipo: 'No tienen ninguna oportunidad, no hay nada que hacer' escribió la prensa de Filadelfia antes del primer partido. En Las Vegas los corredores de apuestas cifraban en 1 a 20 las posibilidades de que Filadelfia ganara el anillo. Seguro que ahora subirán.
El escolta perdió el primer balón que cayó en sus manos pero a partir de ahí marcó el paso con todas las parejas de baile que le propuso Phil Jackson: Bryant, Fisher, y Shaw vieron volar a Iverson por la cancha amortizando cada pérdida de balón de los Lakers. Reflejado en números, el escolta de los Sixers acabó los dos primeros cuartos con 30 puntos, a mediados del tercer cuarto la diferencia a favor de Filadelfia llegó a ser de 15 puntos. Jackson en ese momento optó por Tyrone Lue y por fin encontró la vacuna para parar a Iverson.
Lue fue incluido entre los doce jugadores que disputarían los play-off en el lugar de Isiah Rider. Los Lakers habían tenido muchos problemas durante la fase regular para defender a bases anotadores y Lue era el ideal para hacerlo. Cuando Jackson conoció que los Sixers serían el rival en la final, le ordenó que en los entrenamientos interpretara el papel de Iverson. Lue llegó incluso a ponerse la misma protección que lleva el jugador de los Sixers en los brazos: las famosas mangas compresoras.
Lue cambió el partido, le birló dos balones consecutivos a su rival, y no le dejó recibir. En ataque conectó con Shaquille O'Neal (44 puntos) que se aprovechó de los problemas de faltas de Dikembe Mutombo. Todo esto, trasladado a números, llevó a los Lakers a igualar el partido y disputar la prórroga. La horrenda actuación de Kobe Bryant, magníficamente defendido por Aaron Mckey evitó en una última posesión la victoria de los Lakers.
Todo el Staples Center pedía a su equipo que barriera a los Sixers para culminar una serie de play-offs inmaculada. Los Lakers llevaban 19 partidos invictos y los pronósticos anunciaban que iban camino de ganar el anillo sin una sola derrota: un hecho histórico. Un triunfo perfecto que ayer se resquebrajó cuando las gradas del Staples gritaban: '¡Sweep!, ¡sweep!' ['¡Barredlos!, ¡barredlos!'].
En la prórroga el equipo local llegó a tener cinco puntos de ventaja pero alguna mala decisión de nuevo de Bryant y la reaparición de Iverson dieron el partido a los Sixers. Porque Iverson rompió las ataduras de Lue en el momento decisivo. Las dos últimas canastas fueron de la estrella de Filadelfia. En la última anotó desde la esquina, Lue cayó al suelo y vio como por encima pasó Iverson que le lanzó una mirada de las que duelen y que quería decir algo así como: 'Aquí el que manda soy yo'.
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