Las grúas ahuyentan a los conductores que aparcan en áreas de carga y descarga

La presión de las grúas y de las sanciones ha motivado que la mitad de los conductores que antes aparcaban en las áreas de carga y descarga del distrito del Eixample hayan dejado de hacerlo. En marzo pasado, el Ayuntamiento de Barcelona impuso el control con discos horarios en una amplia zona del Eixample -Diagonal, Urgell, ronda de Sant Antoni, Pelai, Fontanella, Trafalgar y Nàpols- para limitar a 30 minutos el estacionamiento de los vehículos comerciales. Con la medida se perseguía desalojar a los vehículos privados de las esquinas y evitar que las furgonetas tomaran ese espacio como aparcamiento. Las 450 sanciones diarias que imponen los vigilantes de esas zonas, pero sobre todo la presión de las grúas, ha hecho desistir a muchos infractores. El número de vehículos que retira la grúa de esas esquinas del Eixample es de unos 70 diarias, de un total de 500 en el conjunto de la ciudad. Responsables municipales confían en que tanto las multas como las grúas empiecen a disminuir progresivamente. De momento, consideran positivo haya aumentado el número de plazas libres en esas áreas de carga y descarga. Antes del control con el disco horario, el porcentaje de ocupación era de 8,3; el 4,7% correspondía a turismos que eran estacionados irregularmente y el restante 3,6% a furgonetas comerciales. Ahora el nivel de ocupación es del 4,4%. El control de esas zonas con disco horario y vigilantes se extenderá a partir de septiembre a todo el Eixample.

La presión sancionadora no se limita a las esquinas -donde esa función la realizan vigilantes de la sociedad municipal SMASSA-, ya que también se ha acentuado en las zonas colindantes. En esas áreas, agentes de la Guardia Urbana están imponiendo una media de 140 sanciones diarias por aparcar en doble fila y otras 100 por hacerlo encima de la acera.