La Unió de Pagesos sufre la crisis más grave de su historia

Además de un sindicato reivindicativo, UP es un aparato que gestiona eficazmente los intereses económicos de las pequeñas propiedades agrícolas. La base sociológica de esta unión -cuenta con 10.000 afiliados en toda Cataluña- exige la citada dualidad, aunque en los últimos tiempos el equilibrio se ha decantado a favor de la gestión.

Hace apenas un año que Joan Caball sustituyó como coordinador del sindicato al histórico Pep Riera y en este tiempo UP ha experimentado un cambio de estilo sin precedentes. El peso en la organizacion sindical de la empresa de gestión Agroxarxa es enorme -en términos de inercia y estilo-, hasta el punto de que una buena parte de los comités comarcales de UP están ahora más pendientes de las gestiones de esta empresa, que de la táctica sindical. El director general de Agroxarxa, Salvador Puig, desempeña también el cargo de gerente de UP.

Algunos miembros de la anterior dirección y dirigentes de las comarcas de Barcelona y Tarragona coinciden en señalar que Agroxarxa define en gran medida la línea de UP 'más dedicada a solucionar los problemas administrativos y fiscales'.

La expulsión de los dirigentes de UP en la comarca de la Noguera y de su líder más emblemático, Josep Pàmies, fue ratificada por un consejo general del sindicato celebrado el 2 de junio. El máximo órgano de gobierno del sindicato 'decidió la expulsión de los militantes de la Noguera tras recibir por escrito una petición firmada por los responsables de todas las comarcas de Lleida', según la versión oficial de UP.

Frente a este argumento de la cúpula, los dirigentes que han hecho posible la UP tildan a la actual dirección de autoritaria. Pep Riera recuerda que el mejor activo del sindicato son las comarcas y su enorme diversidad de opiniones y criterios. La decepción del dirigente de mayor consenso llega muy lejos: 'Siempre dije que antes de expulsar a alguien dimitiría yo mismo; lo que ha ocurrido es inadmisible'.

Tras la crisis abierta en UP subyace la falta de interés del coordinador Joan Caball por los argumentos más combativos y su olvido de cuestiones espinosas, como el canal de Balaguer y el Segarra-Garrigues.