Más que un juego de niños
La Chopera del Retiro, primera escuela oficial de fútbol femenino, cumple su quinto aniversario
María García tiene 20 años y es la mayor de las 42 chicas que el pasado miércoles recogieron el diploma de la escuela de fútbol femenino La Chopera del Retiro, que ha cumplido este año su quinta edición. Ella y otras 14 alumnas son las únicas que quedan del centenar que se enroló en octubre de 1996 en la primera aventura en España de una escuela oficial de fútbol exclusivamente para chicas. Ha pasado de tener unos conocimientos básicos de este deporte a proclamarse campeona de España con la selección de Madrid hace un mes.
Atrás quedaron años difíciles, en los que tenía que convencer a los chicos de su colegio para poder jugar con ellos, y ahora se presenta un futuro esperanzador como componente del Rayo Vallecano femenino, un equipo que se creó en septiembre del año pasado con gran parte de las alumnas de la escuela y que, en su primer año, ha quedado campeón de Liga en Madrid y ha ascendido a Primera Nacional. 'No imaginaba hace tan sólo un año, cuando iba a ver los partidos de la selección de Madrid, que podía estar con ellas jugando un partido de fútbol, y menos ganando el campeonato de España', dice María.
Carmen Martín, de 29 años, es directora y profesora de la escuela, y también formó parte del comienzo de esta peculiar actividad. 'Madrid ha pasado, en cinco años, de tener una élite sin tronco a una extensa base que empuja con fuerza y que empieza a crear equipos con fundamentos técnicos y tácticos', explica. Después de cinco cursos, la filosofía de la escuela no ha variado, desde que su primer director, Juan José Carretero, comenzase la primera lección. 'El objetivo es la formación física y técnica en el fútbol. No merece la pena abordar aspectos tácticos, porque eso se lo va a ofrecer el equipo en el que puedan ingresar una vez que salgan de aquí', comenta Martín, que puntualiza: 'Aun así, la táctica se trabaja por inercia y no se renuncia a ella cuando preparas alguna lección técnica, como el ataque con defensa'.
El curso se estructura en tres clases semanales (lunes, miércoles y viernes) de una hora y media de duración. Se han hecho dos turnos, uno de 17.30 a 19.00, para las que tienen menos nivel, y otro de 19.00 a 20.30, para las chicas que ya están iniciadas. En cada clase hay un primer calentamiento con balón y unos estiramientos; después se pasa a la sesión técnica, que suele constar, según Carmen Martín, 'de cinco ejercicios y juegos como pases con tiros, conducción del balón o control y tiro'. La última media hora se dedica a lo que más gusta a todas las alumnas: jugar un partidillo con dos tiempos de 15 minutos.
Por todo esto, las chicas han de pagar 2.500 pesetas al mes desde noviembre hasta mayo y 1.250 pesetas por la inscripción, que ha de realizarse en septiembre.
Para los padres, el dinero es lo de menos, y 'además es barato', apunta Fernando Muñoz, padre de una de las veteranas de la escuela. Muñoz compara los primeros días de la Escuela con los últimos: 'Han pasado de ir como locas y todas juntas detrás del balón a saber colocarse en un terreno de juego; pero es que el cambio ya se notó el primer año'.
La más pequeña del grupo es María Jesús Lechuga, Chusa: tiene nueve años y pesa 27 kilos, y, según Carmen Martín, 'ha pasado de no poder levantar el balón a hacerte un control con siete toques'. Chusa se apuntó a la Escuela tras descubrir el teléfono en un tablón de anuncios de la piscina donde hacía natación. 'El fútbol ya no es una afición, es una obsesión', asegura su padre, que añade: 'Pero es buena estudiante y no le perjudica en sus estudios'. Además, Carmen Martín controla las notas escolares de sus alumnas: 'Si vienen con algún suspenso, llamo a los padres para saber si puede ser por culpa de las clases de fútbol, porque lo que quiero hacer entender a las chicas es que su obligación es el estudio, y que el fútbol es un hobby'.
Una afición, pero muy importante para algunas de las muchachas, según cuenta FernandoMuñoz: 'Mi hija llegó a decirle al director de su colegio que el que ella no pudiera jugar al fútbol con los chicos a partir de cuarto de EGB era anticonstitucional. No se me ocurrió no dejarle venir a la escuela de fútbol cuando se creó'.
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