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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El alcohol y el cerebro

No hay duda de que el alcohol es la droga convencionalmente aceptada por nuestra sociedad. Los datos que se barajan en la actualidad son alarmantes. El 82% de la población malagueña bebe. Unas 70.000 personas tienen problemas de dependencia del alcohol. Es de dominio público que cada vez se empieza a beber más joven. Se relaciona la diversión con las tremendas borracheras de fin de semana. Un número muy alto de accidentes de tráfico son provocados por el alcohol. La mayoría de las reyertas callejeras también. Podemos afirmar que el alcohol potencia la agresividad.

El alcoholismo es una adicción a una droga legal del sistema social en el que vivimos. Ésta es la forma más común de adicción en el mundo occidental y el número de alcohólicos va en aumento de año en año. El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y mortal. Su tratamiento debe ser abordado desde el punto de vista médico y psicológico o en grupos de autoayuda como Alcohólicos Anónimos.

La enfermedad del alcoholismo es un trastorno psiquiátrico, de origen genético en bastantes casos (personalidad adictiva) y ambiental (sociedad patológica). El alcohol despierta en el hombre y la mujer sus instintos más primarios. Por su afectación al sistema nervioso central y más concretamente al sistema límbico. Es por tal motivo por el que origina reacciones de agresividad en los individuos predispuestos y desencadena problemas de conducta antisocial.

La Administración sanitaria carece de centros especializados en tratar los casos de alcoholismo periódico o diario, lo que contribuye a que el problema avance a pasos agigantados.

Una teoría científica afirma que las personas que dependen del alcohol física y/o psicológicamente están utilizando patológicamente esta sustancia como una automedicación inadecuada. Pues les permite calmar químicamente la ansiedad, la depresión, la angustia existencial y los trastornos obsesivo-compulsivos.

Esto puede explicar por qué hay muchas personas que beben alcohol sin problemas y otras que se hacen dependientes. Como conclusión podemos afirmar que a nivel cerebral existe una predisposición genética, tan importante como el factor ambiental, para desarrollar una enfermedad tan grave como la del alcoholismo y tan extendida en la sociedad occidental.

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