Pujol ultima su tercer cambio de Gobierno en dos años para neutralizar la censura de Maragall
La reestructuración se efectuará después de firmarse el acuerdo de financiación autonómica
Tres son los retos que se les presentan a los nacionalistas catalanes: el apoyo del PP hasta 2003, el acuerdo de financiación autonómica -uno de los caballos de batalla de Convergència i Unió en las campañas electorales, junto con el incremento del techo competen-cial- y reforzar el Gobierno para afrontar con holgura el resto de la legislatura. Un dirigente de la coalición lo expresaba así: 'Hemos de llegar a septiembre con las cartas de navegación claras'.
Y si Pujol consigue cubrir estos flancos al inicio del nuevo curso político, explican las mismas fuentes, los nacionalistas no deben temer por la estabilidad parlamentaria ni mucho menos la moción de censura de Pasqual Maragall, que puede llegar a coincidir con el debate de política general en el Parlament.
El Partido Popular evitó con sus votos la creación de una comisión de investigación sobre el caso Turismo, a pesar de que algunos de sus diputados querían apoyarla, pero se desquitó contra uno de los miembros del Gobierno a los que tiene más inquina: el consejero de Medio Ambiente, Felip Puig. El PP se apuntó a una iniciativa inédita de la oposición que buscaba dejar en evidencia a Puig poniendo de relieve que incumple los mandatos de la Cámara.
Puig, ex secretario de organización de Convergència, forma parte del sector más nacionalista de este partido y el PP ya le ha hecho pagar en otras ocasiones los platos rotos que no hace pagar a todo el Gobierno, como cuando sumó sus votos a los de la izquierda para rechazar el proyecto de mapa eólico elaborado por este departamento. El diputado del PP Daniel Sirera hizo explícito desde el atril el ensañamiento hacia el consejero, que lo escuchaba resignado en los bancos del Ejecutivo: 'Algunos de los consejeros que se autodefinen como patriotas son los que más ignoran los mandatos del Parlament, que alberga a los representantes del pueblo de Cataluña', dijo en tono irónico.
Los grupos de la oposición subrayaron que la votación de ayer es también un aviso para todos los departamentos de la Generalitat, cuyo nivel de cumplimiento de las mociones de la Cámara no es precisamente alto. Según un estudio de Esquerra Republicana (ERC), en la pasada legislatura el Gobierno obvió el 40% de las resoluciones aprobadas en el Parlament.
Poco a poco, Pujol va colocando sus fichas para no verse abocado a convocar elecciones anticipadas. En junio, los dirigentes de Convergència i Unió prevén despejar la incógnita sobre el grado de apoyo que el PP está dispuesto a brindarles. Antes del día 15 se celebrará una minicumbre entre las cúpulas de CiU y PP, encargadas de allanar el camino para la posterior entrevista entre Jordi Pujol y el presidente del Ejecutivo central, José María Aznar.
Respecto al modelo de financiación, los nacionalistas tienen prácticamente ultimado un acuerdo con el Gobierno central que satisface las demandas de la Generalitat [ver EL PAIS de ayer].
El Partido Popular quiere aprobar el nuevo sistema de financiación a través de un pacto de Estado con el PSOE lo que, según fuentes de CiU, también restará argumentos a los socialistas catalanes de cara a la moción de censura.
Pero además, Pujol tiene un as guardado en la manga. Fuentes de la coalición confirmaron que el presidente está preparando una amplia reforma de su Gobierno para principios de octubre, que según las circunstancias se podría anticipar.
Los cambios afectarían a los consejeros considerados más quemados. Entre ellos figura el de Industria, Antoni Subirà, en el Ejecutivo desde diciembre de 1989. Por su parte, se señala al consejero de Cultura, Jordi Vilajoana, como nuevo delegado de la Generalitat de Cataluña en Madrid, en sustitución de Josep Gomis, que dejará su cargo este mes de junio. Los democristianos podrían conseguir el Departamento de Sanidad, dirigido por Eduard Rius, que con cerca de 800.000 millones de pesetas es el que maneja el mayor presupuesto del Gobierno catalán.
Se formaría, así, un nuevo Ejecutivo hecho a la medida del conseller en cap, Artur Mas, con el propósito de reforzar su posición en el seno del Gobierno y consolidarlo como candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat en las autonómicas de 2003. Sería la tercera crisis en lo que va de año tras el nombramiento de Mas como conseller en cap, en enero, y la posterior dimisión del líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, como consejero de Gobernación al mes siguiente.
'Con un Gobierno más fuerte neutralizaríamos las críticas de los socialistas sobre la parálisis y crisis permanente que nos afecta', comentan las mismas fuentes de CiU.
La reforma le serviría además a Pujol para cumplir el pacto de federación suscrito con sus socios de Unió Democràtica, por el cual los democristianos deben incrementar su presencia en el Gobierno catalán. Unió pasará a dirigir de tres a cuatro departamentos.
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