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Un estreno inútil en Málaga

En abril de 1998, el Consejo de Ministros aprobó la construcción de unidades de custodia en hospitales de todas las provincias andaluzas para que los presos disfrutasen de mejor atención sanitaria. A principios de 2000 ya estaba concluida la unidad del hospital Marítimo de Torremolinos, destinada a presos enfermos de la cárcel de Alhaurín de la Torre (Málaga), que cuenta con 1.600 internos.

La obra costó 23 millones de pesetas, financiados por la Dirección General de Prisiones. Pero el centro, que debía ser atendido por especialistas del SAS, nunca funcionó. La única dependencia hospitalaria específica para presos es una habitación blindada en el hospital Clínico Universitario, a la que sólo acceden reclusos en estado grave.

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'La dirección del hospital Clínico, del que dependía la unidad, cambió de criterio con respecto a su idoneidad, ya que no suprime el problema de la inseguridad de los traslados', explicó el delegado del SAS en Málaga, José Luis Marcos, quien también se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que los especialistas se trasladan a la prisión para consultar.

El director del centro penitenciario, Tomás Sanmartín, estima que la media diaria de traslados a juzgados y a consultas es de 20. Las conducciones corren a cargo de la Guardia Civil, que, según el subdelegado del Gobierno, Carlos Rubio, ha llevado a 436 internos a citas de especialistas entre enero y abril de este año. Rubio destaca que el total de traslados a algún destino en este tiempo es de 2.125: 'Supone un esfuerzo en medios materiales y humanos a la Guardia Civil difícilmente superable. No pueden hacer más que lo que hacen'.

CC OO cree que la solución requiere un cambio estructural y propone la asimilación del personal sanitario penitenciario por el SAS y la creacion de centros de atención primaria en las cárceles. 'La asistencia sanitaria es un derecho reconocido por la ley a todos los ciudadanos y los presos no están en igualdad de condiciones', dice el sindicalista José María López.

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