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NBA

Allen, el mejor actor de los Bucks

El escolta lleva al Milwaukee a igualar con el Filadelfia en la final del Este de la NBA

Ray Allen, escolta de los Bucks de Milwaukee, interpretó una de sus mejores actuaciones el pasado jueves, en Filadelfia, ante los Sixers. Así, gracias a sus 38 puntos, su equipo ganó por 92-78 el segundo partido de la final de la Conferencia Este de la NBA, al mejor de siete, e igualó a una victoria. En la del Oeste, los Lakers de Los Ángeles aventajaban por 2-0 a los Spurs de San Antonio antes de su tercera cita, en la madrugada pasada.

'Sam [Cassell] me daba buenos balones y estuve acertado toda la noche. Lograba tiro tras tiro. Entonces, me dije: 'Vamos a seguir haciendo esto', comentó Allén, que acertó en 15 de sus 24 lanzamientos, incluidos siete de once triples; dio seis asistencias y capturó seis rebotes. Nunca había anotado tantos puntos en una fase final del torneo.

Allen es uno de los grandes protagonistas de la brillante temporada del Milwaukee. Hace cinco años, era un simple actor de reparto. Ahora, en la cima, se le valora incluso en las pantallas cinematográficas. El director Spike Lee le llamó para coprotagonizar, con Denzel Washington, He got game, una película en la que da vida a una estrella de instituto con un padre en prisión por haber asesinaso a su esposa.

El de Allen no es el caso típico del jugador formado en las calles estadounidenses. La carrera militar de su padre le supuso una vida nómada: Alemania, el Reino Unido... En sus primeros años no vio ni por asomo un balón de baloncesto, sino caravanas ambulantes de pescado y patatas, partidas de dardos y charlas sobre fútbol. De vuelta a casa, cambió el lanzamiento de los dardos por el de los triples.

Tras un comienzo complicado en el Milwaukee, todo cambió para él con el traspaso de Vin Baker a los Supersonics de Seat-tle. El dúo Allen-Glen Robinson convencía a los técnicos, pero Baker no encajaba bien con ellos. El nuevo guión dio a Allen un papel más relevante. Así, hasta la campaña pasada, en la que se incorporó Cassell que cierra un círculo al que se encarga de dar lustre uno de los mejores técnicos, el ex madridista George Karl.

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