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Saavedra: 'Si digo la verdad, no sé qué puedo decir'

'No puede ser que hasta las novilladas acaben empate a cero'. El comentario despedía la tarde. Una sensación de abatimiento recorría los tendidos, se enroscaba en las bocas abiertas del respetable, ascendía a trompicones por las gradas e inudaba las andanadas. Aquí, tres bostezos. Del centro del ruedo a la antena de la plaza, el aire denso como un mal sueño. Hasta el cielo lucía encapotado de puro triste. ¿Después de una tarde así, qué? 'Si digo la verdad, no sé qué decir'. La frase, digna del Guerra más inspirado, corresponde a Julio Pedro Saavedra, que se estrenaba en plaza principal y en plena feria. 'Si me tengo que quedar con algún detalle de hoy [por ayer], me quedo con el paseíllo. Ver la plaza así, con toda la gente, impresiona'. El novillero que ejercía de nuevo prefiere no sumergirse en más profundidades.

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Ni con el carretón

Reyes Mendoza tampoco se deja arrollar por el entusiasmo. Su desdén, eso sí, tiene otra diana: la espada. 'El primer novillo era encastado y muy noble. Era bravo. Había que hacerle las cosas bien y creo que así lo he hecho, pero...' y en los puntos suspensivos este cordobés de acento cerrado deja arrastrar la desilusión de haber marrado con el acero. 'Acierto cuando no tengo que hacerlo y, ahora, que lo necesitaba, fallo'.

Corriendo detrás

El tercero en discordia opta por agarrarse a la mala suerte. Suyo fue el peor lote de la tarde. 'Mi primero era encastado pero manso. No bravo. Humillaba, pero enseguida echaba la cara arriba. Del otro, para qué hablar. Me he pasado toda la faena corriendo detrás de él', dice Sergio Aguilar. 'Eso sí', continúa, 'le he echado todas las ganas e ilusión del mundo tanto con el capote, con las banderillas o con la muleta'.

En los tres, la voz del desánimo suena extrañamente grave para los poco más de veinte años que llevan corridos en las piernas. 'Ahora, habrá que dejar que pase un tiempo y reflexionar en frío', dice Aguilar. 'Veremos. Todo pasaba por lo que ocurriera esta tarde. Ahora... veremos', comenta en tono parecido Reyes Mendoza. Saavedra, que venía de torear en Sevilla, fía su suerte a su próxima cita, el domingo en Bilbao: 'He toreado en apenas 24 horas en las dos plazas más importantes. Creo que ahí han quedado claras muestras de mi esfuerzo'. Ninguno da un paso adelante o alza la voz... Antes de que empezara la corrida, cada una de las alternativas con las que sueñan pasaba por los novillos de Baltasar Ibán.

Mientras, en los tendidos, una extraña sensación de derrota se apoderaba de cada gesto. 'La culpa de todo la tiene el fútbol', reflexiona el aficionado de la frase de arriba. 'Nos hemos acostumbrado a dar por bueno una defensa infranqueable y así nos va'. Ya lo dijo Antoñete en tiempos de comentarista: 'Antes, o ganaba el toro o el torero. No había tanto empate a cero'.

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