Experiencia generosa
Pura pasión: Coreografías de Joaquín Cortés, Cristóbal Reyes y Dagmara Brown. Música: Jesús Bola y Diego Carrasco. Luces: Juanjo Beloqui. Festival Madrid en Danza. Teatro Albéniz, Madrid, 17 de mayo.
¿Qué pueden decir ahora los detractores de Joaquín Cortés? A su propio riesgo y sobre sus ideas ha creado esta compañía de ballet flamenco donde convive lo senior con lo junior (lo que ni siquiera ha intentado nunca el Ballet Nacional de España) y llega a Madrid precedida de su merecido éxito londinense de público y crítica.
En este espectáculo se baila bien y mucho, se experimenta sin hacer locuras y se intenta continuar con el proceso de la fusión sin estridencias. No sería justo decir "segunda compañía de Cortés", pues es de primera.
El martinete coreografiado por Joaquín Cortés tiene su sello particular para con la mujer, su geometría y angulación de las frases y sus cierres, pero también se siente en todo el espectáculo una pujanza y un brío que hace del baile una experiencia generosa. Tangos, farrucas son dadas con dinámica teatral, con rápidos desplazamientos de grupo. Puede decirse, con sentido de cuerpo de baile.
El resultado recalca la calidad de los intérpretes y una vez más trae a la palestra la estética del propio Cortés, por lo que ha sido denostado por unos y alabado por otros. El tiempo ya le está dando la razón en muchas cosas y efectos. No se trata de renunciar al baile individual y concéntrico, sino provocar desde esas formas su multiplicación, su enlace, su desarrollo.
El único fallo está en el vestuario, que es irregular. La participación de la cubana Dagmara Brown es un hallazgo que ha creado para Lola Greco un hermoso y lírico solo.
Entre las bailarinas hay que destacar a Lola Greco en su madurez y refinamiento, a Rafaela Carrasco y su precisión. Entre los bailarines, establecida la distancia y magisterio del propio Cristóbal Reyes (su saeta al Cachorro es original y seria, aún cuando el tema ya ha sido tocado por otros coreógrafos), se nota el avance de Nani de Córdoba y la fuerza y estampa de Joaquín Mulero encarnando al toro, bailarín tan sobrio como potente.
Muy justificado el aplauso cerrado del público, el apoyo de la SGAE y que este festival les escogiera para una lujosa apertura.
