Hollywood se prepara para un verano de monstruos, simios y dinosaurios

En un alarde de imaginación y riesgo, Hollywood se prepara para sumergir los cines norteamericanos con un aluvión de segundas partes, esas que, según la filosofía popular, nunca fueron buenas. Con los calores del verano, las momias volverán a salir de sus tumbas, los dinosaurios invadirán de nuevo el parque jurásico (por tercera vez) y los simios renacerán de sus cenizas en aquel planeta donde Charlton Heston aterrizó hace 33 años. Con lo que cuesta ahora una superproducción, los estudios intentan apostar sobre seguro, a costa de la creatividad.

El primer intento ha sido un éxito. El regreso de la momia, la segunda entrega de La momia (una versión digitalizada del clásico del cine de terror que cosechó un inesperado triunfo en 1999), se llevó unos arrasadores 68 millones de dólares (más de 1.000 millones de pesetas) en su primer fin de semana en pantalla, superando incluso la plusmarca de La amenaza fantasma. En el baremo métrico de Hollywood esto es lo más cercano al nirvana.

Pero la imaginación no ha muerto del todo. Spielberg tiene a punto 'Artificial intelligence', el largometraje más esperado del verano

Por ahí deberían andar los dos pesos pesados que lucharán encarnizadamente por las audiencias en julio. Será una batalla entre monos y tiranosaurios. Tim Burton dirige la nueva adaptación del clásico del cine de ficción El planeta de los simios con Mark Wahlberg y Elena Bonham Carter. En principio se parece más al libro original de Pierre Boulle que la versión cataclísmica interpretada por Heston. Y, en segundo lugar, a los dinosaurios del Parque jurásico 3, más grandes, más digitalizados y más imaginativos. El rigor científico de la primera entrega (1993) pasó a mejor vida. Spielberg sigue produciendo pero Joe Jonhston (Jumanji) dirige.

Hay más. American pie, las desventuras sexuales de un adolescente con un pastel de manzana (triste pero cierto) que abarrotó las salas hace dos veranos; Scary movie, una parodia hortera sobre las películas de miedo; Doctor Dolittle, el clásico de Hugh Lofting versión Eddy Murphy, y Rush hour, la combinación cómico-letal de Jackie Chan y Chris Tucker estrenan todas segundas partes a semanas de intervalo.

Pero la imaginación no ha muerto del todo. Steven Spielberg saca a finales de junio A.I. (Artificial intelligence), sin duda el largometraje más esperado del verano. Basado en una idea original de Stanley Kubrick, es el primer guión que escribe el director norteamericano desde Poltergeist (1982). Cuenta las relaciones entre un robot, Gigolo Joe, interpretado por Jude Law (Enemigo a las puertas) y Joel Osment (El sexto sentido) en un futuro inhóspito.

Disney estrena dos historias de presupuesto desmesurado. Pearl Harbour, donde sólo en la campaña publicitaria, que incluye viajes de prensa hasta Hawai, entrevistas en un portaaviones de verdad y fiestas de camisa floreada obligatoria, se han gastado más de un millón de dólares, y Atlantis, un dibujo animado sobre el eterno tema del continente perdido y sumergido.

En animación, lo digital roza ya lo espeluznante. Después de Shreck, el monstruo verde y simpático que se pasea con gran aprobación de la crítica por los cuentos de hadas, idea de los estudios Dreamworks (una vez más, Spielberg), Final fantasy llegará en julio con una realidad de ordenador casi inquietante, con un argumento previsible (terrícolas luchando contra alienígenas) y con las voces de Alec Baldwin y James Woods. Promete ser el filón del futuro.