Luguillano: 'Soy el único torero de arte del escalafón'
'Estoy sudando de frío'. Cuando la tarde va torcida, hasta los tendidos se doblan con frases incomprensibles. Hacía frío, pero no el suficiente como para atemperar el ardor de un aficionado del tendido bajo del 2. Empezaba a llover y, de su mano, se abría el baile de paraguas. En la arena, rodaban los toros. Crecía la indignación, pero los pies continuaban fríos. La cabeza caliente; el resto, gélido. '¡Habrase visto! Pero si no se tienen en pie. Esto es para irse', continuaba el aficionado de antes que, claro está, se quedaba en su sitio. En definitiva, tarde de contradicciones. Doblada, vamos.
En esto que apareció un toro que no se caía y un torero que se mantenía en pie. Del primero nadie acertaba a dar el nombre; del segundo, todos de acuerdo: Luguillano es su apellido. Luce guapo y agitanado como un san Luis de palo, y es de Valladolid. Es decir, puro arte.
'Ya va siendo hora de que se me dé el sitio y la importancia que merezco', se arranca David Luguillano y continúa raudo: 'He toreado con profundidad, entrega y, lo más importante, con cabeza. El año pasado [en el que cortó una oreja] me perdió la precipitación. Este año no ha pasado nada de eso. Lo dicho, he tenido la cabeza suficiente para dar a cada uno de mis toros lo que exigían'. David se encuentra entusiasmado. En la habitación del hotel Wellington donde se cambia una vez acabada la corrida, vibran los abrazos. Es tiempo de celebración. 'Soy el único torero de arte que queda. Tanto que dicen que si no está Paula. Estoy yo, pero además, yo también sé matar y me entrego'. Llegados a este punto, se para. 'Bueno, modestia aparte'. Pues eso, y bien aparte. Esto es arte.
Toreo por la derecha
'El primero se quedaba un poco. Pero he estado siempre ahí, con profundidad y entrega', afirma y, sin dejarse preguntar, salta al siguiente astado: 'Desde un principio, he visto que sólo podía por la derecha. Estaba gazapón, cabeceaba, iba andando... pero le he sacada unas tandas de naturales como debe ser. El público me ha exigido la izquierda y así lo he hecho, pero ha quedado claro que no. ¡Con lo que me dolía la mano derecha!', exclama a modo de hurra.
Acabada la faena a su primer toro, Luguillano acudió a la enfermería. 'Creo que me he roto un dedo de la derecha.Ya iba lesionado, pero con el descabello me he hecho más daño', relata. 'A pesar de ello, me he lanzado a matar recibiendo. Cuando se está bien, no importa nada. Da igual la ganadería, los dolores... El año pasado cuando corté la oreja al de Pérez Tabernero, todos se apuntaban a ellos. El que viene seguro que todos quieren torear la de Bohórquez'.
Luguillano está entusiasmado. El aficionado del tendido bajo del 2 entró en calor y, por fin, sudó... de satisfacción.
La corrida de hoy
Toros de Valdefresno para Juan Mora, El Cordobés y Víctor Puerto. A las 19.00.
Babelia
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