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'Di Stéfano se puso un poco celoso porque podía complicarle la vida'

Waldir Pereira, Didí, pasó a la historia del fútbol como el inventor de la folha seca (daba al balón con tal efecto que subía y luego bajaba cayendo como una hoja de un árbol). 'Sufrí una lesión en el tobillo', explicaba en una reciente entrevista (18 de febrero de 2001) concedida al diario deportivo As, 'y no podía golpear con normalidad a la pelota. Entonces me di cuenta que si la pateaba con la punta, cortándola por el centro, no sentía dolor y el balón hacía la curva y caía... En el Bernabéu, yo apuntaba dos metros fuera de la portería y el vientito que había metía la pelota para adentro. Cuando no corría el aire, tomaba como referencia el segundo jugador de la barrera. Si el balón pasaba por encima de él, era casi gol seguro. Hasta hoy ningún jugador consiguió patear así'.

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A la pregunta de por qué estuvo apenas una temporada, la de 1959-1960, en el equipo madridista respondió así: 'Cuando fui para Madrid, Di Stefano era el líder, y con razón, porque ayudó mucho al club. Salí del 58 [el Campeonato del Mundo de Suecia] como el mejor jugador del mundo y él estaba un tanto celoso... Llegaba un jugador con un nombre muy grande también y que podía complicarle un poco la vida. Pero yo admiraba a Di Stefano y podía ayudarle con mis pases a hacer gol. Si podía darle diez, se los daba'. En cualquier caso, negó que guardase rencor a Di Stefano.

Mostró además un grato recuerdo del que fuera el presidente del Madrid, Santiago Bernabéu, que quedó prendado de su manera de golpear el balón, uno de los detalles decisivos para su fichaje. 'A don Santiago', contaba Didí en la referida conversación, 'le gustaba hablar conmigo. Siempre me buscaba para estar juntos... Recuerdo un partido que jugamos contra el Manchester United. Nos ganaban por tres goles a cero en el descanso y bajó al vestuario. Allí nos dijo que era un hombre mayor y que los jóvenes dirigentes ingleses se estaban burlando de él en el palco. Eso tocó nuestro corazón, volvimos a la cancha y les metimos cuatro goles'.

También tuvo un grato recuerdo para Raimundo Saporta, el que fuera vicepresidente. 'Saporta', relataba Didí, 'tenía en su despacho un cuadro en la pared que escondía una especie de cofre en el que había de todo. 'El Madrid es un tesoro, un banco, una fuerza...', solía decirme'.

Didí no podrá cumplir ya una de sus últimas ilusiones: estar presente en el centenario del Madrid, efeméride que se cumplirá el próximo año. 'Estaría orgulloso de estar en esa fiesta', confesó. 'Todas las Navidades el club me manda las tarjetas de felicitación y el cariño es recíproco. Me gustaría ir para quitarme la saudade de Madrid. La gente me quería mucho y aplaudía todo lo que hacía: los pases, los disparos a puerta...', comentaba.

Didí concluía aquella entrevista expresando el deseo de recuperarse físicamente: 'Necesito dejar esta enseñanza para los jóvenes'. Pero ya no tendrá tiempo de repetir esa jugada, la folha seca, que tanta rabia daba a los porteros. Quienes le vieron jugar pueden hacerlo en su imaginación.

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