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Reportaje:

Un cambio hacia Europa

La nueva Formación Profesional busca ajustarse al mercado laboral

La falta de conexión entre la oferta de formación profesional y las necesidades del mercado laboral ha empujado al Gobierno a reformar estas enseñanzas. Con este paso pretende, además, dar prestigio a una formación que tiene mucho más peso en Europa.

El borrador del anteproyecto de ley tiene por objetivo reordenar las diferentes vías de formación profesional -reglada, continua y ocupacional- y crear un catálogo de cualificaciones que permita el reconocimiento de la experiencia laboral y la actualización de las titulaciones. Para ello, se creó hace ahora algo más de un año el Instituto Nacional de Cualificaciones, que debe liderar una investigación, junto a organizaciones profesionales, agentes sociales y administraciones locales, para establecer un catálogo de cualificaciones. Su directora, Francisca Arbizu, señala que hasta ahora 'apenas ha existido investigación en materia de formación profesional', lo que ha dificultado 'la implantación de un buen sistema'. El que ahora se está desarrollando prevé crear un catálogo de entre 450 y 500 cualificaciones.

El sistema es similar al de países como Alemania o el Reino Unido, con cuyos organismos especializados se ha abierto un diálogo para facilitar en el futuro la movilidad geográfica. Según la responsable del organismo español, en estos momentos algunos profesionales españoles estarían en condiciones de ir a trabajar fuera si dispusieran de la certificación necesaria para hacerlo.

En el futuro, la directora del instituto cree que habrá una mayor aproximación entre los diferentes países porque buena parte de las cualificaciones tienen carácter transnacional. Actualmente, España participa en una investigación, junto a Alemania, Francia y el Reino Unido, para desarrollar un catálogo de la industria del automóvil. Para otras cualificaciones, de índole más local, se trabajará en colaboración con las comunidades autónomas.

El anteproyecto prevé una actualización del Sistema Nacional de Cualificaciones (SNC) en función de las necesidades del mercado productivo. Aunque todavía no se ha fijado un plazo determinado -se habló de cinco años-, Arbizu cree que cada cualificación debe tener su periodo de vigencia. 'No es lo mismo un cocinero, cuyas requisitos no cambian sustancialmente a lo largo del tiempo, que un técnico de informática o de medio ambiente, áreas que están en un continuo proceso de cambio', afirma.

Para Juan Menéndez-Valdés, responsable de formación de la CEOE, 'la revisión del catálogo no puede concluir nunca porque es necesario realizar una actualización permanente'. Además, no basta con satisfacer la demanda inmediata de un sector, sino que es imprescindible adelantarse a futuras necesidades y crear diferentes módulos, por tiempo y contenido, que permitan, por un lado, que los trabajadores se sigan formando durante toda su vida profesional y, por otro, que se puedan cubrir las necesidades del mercado.

La conexión entre ambas esferas requiere, en opinión del sindicato CC OO, 'la existencia de mecanismos de observación y de relación estables con los entornos productivos'. Esa labor ha sido encomendada al Instituto de Cualificaciones, que ahora debería, según el sindicato, 'establecer los modos de recoger información, tanto para diseñar la formación a medio y largo plazo, como para responder a necesidades de corto plazo'.

La reforma pretende también acabar con la mala imagen de la formación profesional en España. Aunque en los dos últimos años ha crecido el número de estudiantes que han elegido estas enseñanzas, somos uno de los países europeos con menor proporción de alumnos en comparación con los que estudian bachillerato, un 41% frente al 59%. Sólo Grecia, Portugal e Irlanda presentan una proporción más baja. Por el contrario, un 68% de estudiantes de Bélgica, Alemania y Holanda se decantan por la formación profesional.

Prejuicios hacia el mono azul

Menéndez-Valdés cree que en España persisten todavía muchos prejuicios hacia 'el mono azul' y que, por eso, muchas familias han preferido mandar a sus hijos a la Universidad. 'Probablemente porque no han visto las estadísticas de empleo y las retribuciones de profesionales como los soldadores, los torneros', afirma. Este fenómeno responde no sólo a factores socioculturales, sino también a un fallo 'en los dispositivos de orientación profesional'. Los estudiantes no tienen información sobre las diferentes enseñanzas, y los que se forman con la experiencia no tienen vías para certificar sus habilidades.

Para CC OO, es necesario que exista un referente de cualificación, que permita a las personas 'saber en qué ocupación se está formando, a qué nivel va acceder con esa formación y, sobre todo, que ésta sea reconocida y acreditada'. Esa referencia común facilitaría, en opinión del sindicato, 'la resolución de muchos de los problemas que hoy presenta la FP: acercamiento a las necesidades de cualificación de los diferentes niveles productivos, mejor gestión de los recursos de las distintas vías, acreditación de la formación que realizan muchos trabajadores'.

Aunque se ha hablado mucho de la escasez de profesionales de las nuevas tecnologías, lo cierto es que en los sectores productivos tradicionales faltan técnicos intermedios en casi todas las áreas -ventas, marketing, pos-venta- y profesionales especializados de la construcción -encofradores, operadores de grúa...-, del metal -soldadores, matriceros, fresadores...-, de la hostelería -cocineros- y del turismo -animadores y técnicos de agencias de viaje-. Según CC OO, un alto porcentaje del empleo no cubierto tiene que ver con estas áreas más que con la nueva economía.

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