Exposiciones
Dice Hans-Georg Gadamer que en la formación para el arte también es válido el método inductivo de la ciencia empírica, con el distanciamiento de los sentimientos, de la inmediatez del deseo, y la atribución a una generalidad; añade que 'el movimiento fundamental del espíritu es reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo familiar'.
Para todo eso nos tienen que servir las grandes exposiciones que coinciden estos días, como la del Greco, en el Museo de Bellas Artes, que es sorprendentemente buena; tener El Entierro del Conde Orgaz en Sevilla es una fiesta nada típica ni tópica. Quizá porque en el terreno propio siempre hay cosas que nos cuesta admitir, la verdad es que a mí se me hace difícil reconocer como míos los cielos de dramáticas nubes y el brillo místico en los ojos, pero, al fin y al cabo no son sino tonterías porque es un pedazo de pintor como pocos. En el mismo museo tenemos La mirada de Goya con sus magníficos grabados y un autorretrato extraordinario; un caso de esos en el que, por mucho que intente uno distanciarse, siempre acaba coincidiendo la realidad del cuadro con el deseo inmediato de ver y conocer.
Los mil años del caballo en el arte hispánico está en el Alcázar, y allí destacan como joyas los caballos de Gargallo. Entre los retratos me gusta el de Alfonso XIII de Ramón Casas y también es muy atractiva una escultura de Carlos III en dorado sobre caballo negro y una base de madera.
En la exposición del Hospital de los Venerables, De Goya a Zuloaga, se disfrutan mucho los retratos, por ejemplo el de la madre de Federico Domingo y Marqué, el de Unamuno de Zuloaga, el de Campoamor de Emilio Sale Francés y el de Nonell. Da la sensación que la intencionalidad de la pintura de Nonell se convierte en prisa en Sorolla. Por supuesto, el de Pedro Mocarte de Goya es para morirse. Lo tiene todo; todo lo que hay que tener y nada sobra. Hay muchos pintores cuyos mejores cuadros son retratos, y en esta exposición se nota. O se esmeran más porque lo consideran necesario o les inspira una persona más que cualquier otro motivo. No sé si en pintura contemporánea sucede igual. En cualquier caso es bueno que nos los traigan para verlos.
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