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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Virtud inusual

Decía Oscar Wilde que la desobediencia, a los ojos de cualquiera que haya leído historia, es la virtud original del hombre. Sin embargo, en una sociedad como la nuestra, instalada en la comodidad, es ésta una virtud extremadamente inusual que sólo la usan algunos de los más jóvenes, en acciones solidarias ante la falta de respuesta civil por un estado de cosas que contemplamos como algo natural.

Ante el cúmulo de normas y leyes hechas por la mayoría de nuestros gobernantes, exclusivamente para desarrollar políticas que excluyen a los más desfavorecidos y que tienden a perpetuar privilegios económicos, nuestra sociedad se está domesticando, y vamos asistiendo impasibles a la eliminación de importantes conquistas sociales. La sanidad, la educación y la justicia, pilares básicos del progreso de una sociedad, se apartan para dar paso a una cultura del dispendio absurdo. El Gobierno central persigue como objetivo presupuestario el déficit cero, y esto estaría bien si no fuese a costa de una mayor carga fiscal para las clases trabajadoras y un recorte de las prestaciones. El impresionante desfase presupuestario de las cuentas de la Generalitat agrava más esta situación puesto que se añade el tener que amortizar un déficit cercano al billón de pesetas. Ni la transferencia de algunos impuestos ni la posibilidad más que remota de que la Generalitat estableciese una ecotasa al estilo de las Baleares o se creara una supercaja valenciana serían medidas suficiente para cuadrar las cuentas. Sólo una política basada en una ferocidad recaudadora, en la drástica eliminación de partidas sociales y en un aumento en los tipos del IVA y que sólo perjudicarán a los más débiles, podrán ser efectivas para no poner en peligro las grandes cuentas del Estado. La desobediencia civil, la insumisión y la protesta pacífica, como actos de repulsa ante el abuso de poder, quizá podrían hacer reflexionar a los gobernantes de que ésta, además de ser una virtud original, según Wilde, también sería un acto de legitimación y de defensa de los valores del sistema democrático.

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