El Betis sale reforzado del 'derby'

Un viejo aficionado bético confiesa que no puede soportar a Tevenet, que es el jugador sobre el que más y mejor descarga su antisevillismo. Vamos, que no lo puede ver. Y no es nada personal. Es sólo que el centrocampista del Sevilla siempre le da el derby. 'Es que siempre que juega contra nosotros marca'. Ya le amargó el partido de la primera vuelta, cuando logró el gol del empate, ya en la segunda parte, e indicó a su equipo el camino de la victoria. Seguro que ayer, cuando el sevillista cabeceó a la red de Prats un bonito centro de Fredi desde la banda izquierda, mediada la primera mitad, el viejo seguidor verdiblanco, preso del fanatismo, recordó aquel encuentro y mentó a la familia del futbolista.

Por suerte para ese seguidor y para los demás béticos, al Sevilla le faltó ayer el jugador que de verdad lleva al equipo a donde los demás sólo señalan, al triunfo y al buen fútbol: el uruguayo Olivera, concentrado en América con su selección. Por añadidura, y para su desgracia, los sevillistas se encontraron ayer con un Betis serio, muy ordenado, que dominó el centro del campo de la mano del resucitado Cañas y de Castaño, que hizo olvidar a los béticos la ausencia de Capi, protagonista con Olivera del primer duelo (1-3).

Así, con la lína medular en manos del Betis, que rápidamente anuló a Casquero, el único sevillista en esa parcela, discurrió la primera media hora. Así, pero poco más. Y en ésas estaba la grada, cántico va, cántico viene, dejando pasar la mañana, cuando la cabeza de Tevenet apareció en el área del Betis para rematar un centro de Fredi y empezar a amargar el día a los béticos.

Desde el gol hasta el final de la primera parte dispuso el Sevilla de sus mejores minutos. Sus extremos, Gallardo y Fredi, bien marcados hasta entonces por Luis Fernández y Otero, se desperezaron y, sobre todo el asturiano, llevaron hasta tres balones peligrosos al área de Prats que, de haber habido un buen delantero y no Míchel, habrían sido definitivos.

A la vuelta del vestuario, los béticos no esperaron mucho para resarcirse del golpe. En el segundo minuto, Joaquín, la gran promesa, volteó la moneda de su actuación, que en una sola jugada pasó de cruz a cara. El canterano recibió el balón en banda derecha de Otero, hizo una pared con Amato para colocarse en la cal de la línea de fondo y, desde allí se adentró en el área, levantó la cabeza y le regaló a Casas un gol que convierte al argentino, tras cuatro dianas en los últimos cuatro partidos, en el goleador que Lopera pensó que había fichado en verano.

Esta vez fue el Sevilla el que acusó el mazazo. Los sevillistas se vinieron abajo en lo táctico, aunque aguantaron algo más para hacerlo en lo físico. Fue el momento del Betis. Segura su defensa -soberbio Belenguer-, el equipo de Del Sol dispuso de sus mejores ocasiones. Joaquín y Amato desperdiciaron dos errores consecutivos de Notario y Alfaro, que no tuvo su día. Y César, recién salido por Denilson, enganchó un gran disparo desde fuera del área que estuvo a punto de colarse por la escuadra. Hasta un gol anuló el árbitro a Amato en el minuto 85, decisión que remató una buena actuación del colegiado, uno de los mejores de un partido más emocionante que vistoso. Por lo menos, pensará aquel aficionado del Betis, Tevenet no le aguó este domingo.