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Crónica:31ª jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid se anuncia campeón

Raúl y Savio dan la victoria al líder, que pasó graves apuros en Zaragoza

Santiago Segurola

Con un excelente ejercicio de puntería en el área, el Madrid venció la tenaz oposición del Zaragoza, que jugó desesperadamente, como si le fuera la vida en ello. Y con razón, porque el Zaragoza se creía a salvo del descenso y ha vuelto a meterse en problemas. Pero no será por dejadez. Frente al Madrid, apretó con firmeza durante una hora, con un juego rápido y profundo que puso en evidencia a los mediocampistas y centrales madridistas. Le faltó el porcentaje de acierto que le sobra a Raúl, por citar a uno que no falla en el área. En el escenario de su famoso debut, Raúl marcó dos espléndidos goles que sirvieron para inutilizar el abnegado acoso del Zaragoza. Savio, que recordó sus días como delantero picante, terminó el trabajo cuando a los locales no les quedaba aire.

ZARAGOZA 2| REAL MADRID 3

Zaragoza: Juanmi; Pablo (Gurenko, m. 46), Aguado, Paco, Lanna; Acuña, José Ignacio, Juanele (Ferrón, m. 78), Jamelli (Peternac, m. 80), Martín Vellisca; y Yordi. Real Madrid: Casillas; Salgado, Karanka, Helguera, Roberto Carlos; Flavio, Celades, MacManaman (Figo, m. 66), Raúl, Savio (Munitis, m. 87); y Guti. Goles: 0-1. M. 15. Raúl cabecea un centro de Savio. 1-1. M. 26. Juanele aprovecha el despiste de la zaga y marca junto al poste. 1-2. M. 32. Raúl, de cabeza, a pase de McManaman. 2-2. M. 60. Jamelli, en jugada individual. 2-3. M. 67. Savio recoge en corto un saque de esquina de Figo, se da la vuelta y sorprende a Juanmi con un zurdazo. Árbitro: Carmona Méndez. Amarilla a Jamelli, Juanele, Salgado, McManaman, Karanka y Celades. 32.000 espectadores en La Romareda.

Sólo los últimos veinte minutos vieron a un Madrid solvente, con paciencia para mover el balón y desactivar el esfuerzo de sus rivales para recuperar el balón. Fueron los únicos momentos de juego colectivo, si por tal se entiende la cohesión entre las líneas y la facilidad para tocar y moverse, para no sentirse arrinconados por la presión rival. Hasta entonces, el Madrid había aprovechado la excepcional intuición de Raúl en el área y los detalles de Savio. De hecho, el partido confirmó que Hierro es capitán general en este equipo.

La línea defensiva se situó tan atrás como siempre, y esta vez no servía Hierro como excusa. Su ausencia fue definitiva en varios aspectos: el Zaragoza ganó sistemáticamente en el juego aéreo y se aprovechó de la falta de contundencia de los defensas en numerosas acciones. El Madrid nunca atendió a ciertas cuestiones básicas, y descuidó el segundo palo, por donde llegó el primer tanto y unos cuantos remates de Aguado. Cualquier centro se convertía en un problema. A veces bastaba un saque largo de banda para provocar el caos en el área, donde todo el mundo andaba nervioso. Los delanteros del Zaragoza, porque no acertaban frente a Casillas, y los defensas del Madrid, porque fracasaban en el intento de detener la marea.

Tampoco funcionaron Flavio y Celades, víctimas de la timidez, de la inactividad, de la presión de los centrocampistas locales, o de lo que fuera. Acuña, un excelente futbolista, movía el partido con claridad y un punto de fiereza. El Zaragoza hacía su trabajo perfectamente, pero el Madrid hizo los goles en dos cabezazos impecables de Raúl. Savio tuvo mucho que ver con el primer tanto. En un equipo con poca chispa para el contragolpe, Savio se maneja bien en las contras. Raúl concretó una de ellas, no sin dejar rastro de su astucia. Amagó a Paco, que se comió el engaño, y ganó el metro necesario para cabecear con limpieza.

Empató Jamelli, libre en el segundo palo, por supuesto. Así fueron casi todas las oportunidades del Zaragoza, incapaz de aprovecharlas. Para eso Raúl es un manual. Otro cabezazo, en esta ocasión tras un centro desde la derecha de McManaman, volvió a recordar su impagable contribución al Madrid. El arranque del segundo tiempo no modificó nada. El Zaragoza empujaba con coraje y el Madrid aguantaba con dificultades. No lograba mantener el balón ante un equipo que no le concedía respiro. El partido se alborotó, y por el camino se protestó un penalti de Casillas a Juanele. De otra jugada llena de errores y confusión nació el gol del empate, anotado por Jamelli y concedido por Helguera, Celades y Karanka.

Ahí terminó el empujón del Zaragoza. Por la parte simbólica que tiene el fútbol, resultó interesante que el ingreso de Figo tuviera consecuencias inmediatas. Entró, sacó un córner y Savio lo resolvió con un golazo. El Madrid no desperdició esta última ventaja. Celades sacó un poco la cabecita, Guti comenzó a colaborar con el centro del campo, y los minutos fueron pasando ante la evidencia de que el partido casi decretaba al nuevo campeón de Liga.

Juanele intenta parar a Roberto Carlos en una carrera.
Juanele intenta parar a Roberto Carlos en una carrera.JULIO FÓSTER

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