'El problema del periodismo es que ha tenido demasiado éxito'
Arcadi Espada (Barcelona, 43 años) acaba de publicar Un instante de felicidad (Lumen), 'una catarsis' tras su obra más celebrada y polémica: Raval, del amor por los niños, en la que desmontó la investigación y la existencia de una supuesta red de pederastas en Barcelona. Por este trabajo le fue concedido el pasado año el premio Francisco Cerecedo. Espada, de padre onubense, da clases de periodismo en la Pompeu Fabra y es articulista de El PAÍS.
Pregunta. ¿No hay instantes de felicidad en el periodismo?
Respuesta. Continúa siendo un oficio hermoso si uno lo puede practicar en las condiciones en que uno hizo su primer contrato, de curiosidad, interés y legalidad moral que le son propios. Fuera de ellos, da la infelicidad propia de cualquier otro oficio
P. ¿Esas condiciones contractuales se vulneran a diario?
R. Tengo la impresión, aunque soy poco apocalíptico, de que la crisis del periodismo de nuestros días es profunda y, en términos generales, el oficio se ha convertido en algo mucho más peligroso de lo que era antes La causa fundamental es que el periodismo ha tenido demasiado éxito. La realidad de las sociedades contemporáneas sólo se vive desde el aspecto mediático.
P. ¿El periodismo ha querido trascender de ser un mero oficio honrado?
R. Efectivamente, uno de los problemas del periodismo es que se ha creído capaz de totalizar la mirada social, es decir, de hacer pasar por el agujero de su aguja a toda una serie de miradas, desde la política, la sociología o la literatura, que son perfectamente autónomas. Cuando el periodismo se hace voraz, se convierte en algo grotesco.
P. ¿Si en un caso como el del Raval fallan los jueces, los policías y los periodistas, quien protege a las víctimas y a la opinión pública?
R. En este caso tuvimos la suerte de que hubo un eslabón del Estado de derecho que no falló, que fueron los abogados, que cumplieron más allá de lo que cabe exigirles. Se comportaron además de abogados, como ciudadanos.
P. ¿Por qué quieren ser periodistas sus alumnos?
R. En realidad, quieren hacerse famosos. Yo les digo que los periodistas nos ocupamos de los famosos.
P. ¿El periodismo es hoy transformador o más bien transformista?
R. Hoy tiene un problema serio, no sólo construye una realidad falsa, como dicen algunos teóricos. El problema es que para ello, destruye la realidad. Y ese papel de excavadora es una lacra preocupante. La crisis del periodismo no es retórica y afecta a todo el mundo. Estoy seguro que todos los periódicos serios del mundo, como Le Monde, The New York Times o EL PAÍS han publicado estos días noticias interesantes, pero también una falsa: la del supuesto barco cargado de niños esclavos.
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