Prueba de fuego para Vallejo y Radyábov
Los dos jóvenes astros se enfrentan a ocho rivales muy curtidos
Casi nunca hay dos juveniles en una prueba tan fuerte. Ambos son los teóricamente más débiles en una liga contra ocho adversarios muy aguerridos. Pero hay motivos para esperar que el español Francisco Vallejo, campeón del mundo sub-18, y el azerí Teimur Radyábov, de 14 años recién cumplidos, den más de un disgusto a partir de hoy en el principal torneo del Festival de Dos Hermanas (Sevilla).
Vallejo, quien cumplirá 19 en agosto, ya logró un asombroso cuarto puesto, hace quince meses, en el torneo Ciudad de Pamplona, de categoría similar al de Dos Hermanas. Entonces sólo perdió ante el israelí Borís Gélfand, en la primera ronda, tras desperdiciar una posición ganadora. Ese éxito tiene muy pocos antecedentes en jugadores de su edad. Pero entonces jugó con el desparpajo de quien tiene poco que perder, y ahora siente la responsabilidad de hacer honor a su título mundial, aunque él dice que no tiene prisa por triunfar.
Consciente de que la tarea no es nada fácil, el menorquín se ha encerrado varias veces con su entrenador, Jordi Magem, durante los últimos meses para mitigar su gran punto débil: la preparación de las aperturas. Su débil repertorio del año pasado le obligaba a gastar en los primeros movimientos un tiempo precioso, que luego echaba en falta cuando la partida llegaba al momento clave. “Desde ese punto de vista, Paco está mejor que hace seis meses, cuando ganó el Mundial sub-18, pero aún queda mucho trabajo por hacer”, explica Magem. Y concluye: “En todo caso, soy optimista para Dos Hermanas”.
En buena lógica, el reto es aún más duro para Radyábov, quien acaba de convertirse en el segundo gran maestro más joven de la historia, tras lograr ese título (similar al de cinturón negro en yudo) en la frontera entre los 13 y los 14 años; el chino Xiangzhi Bu lo consiguió con 13 años, 10 meses y 13 días. Siete veces campeón del mundo o de Europa desde los 9 años, Radyábov muestra un talento inmenso y un dominio de la estrategia sin parangón entre adolescentes. Pero nunca ha disputado nueve partidas seguidas –en Dos Hermanas no hay jornada de descanso- frente a rivales tan curtidos.
Vallejo y Radyábov conducen hoy las piezas negras frente al georgiano Zurab Azmaiparashvili y el polaco Mijáil Krasénkov, respectivamente. La lista de los otros seis participantes hace muy difícil señalar un favorito claro: Gurévich (Bélgica), Almasi (Hungría), Illescas (España), Dréiev (Rusia), Sokólov (Bosnia) y Smirin (Israel).
Vallejo: 'Miro al primer puesto sin prisa'
Se ve capaz de llegar a la cumbre del ajedrez, pero con el freno puesto, a su tiempo. Francisco Vallejo ve el título mundial sub-18, que logró en octubre, como algo muy lejano. Ha trabajado mucho desde entonces: “Quizá más que nunca. Estoy contento, pero me falta rodaje tras cuatro meses sin jugar torneos”, explica. Sin embargo, mira muy alto: “Ahora firmaría el primer puesto en Dos Hermanas. Pero si juego mal no es el fin del mundo. El momento de juzgarme llegará dentro de un año”.
Superada la medianoche en su habitación del hotel La Motilla de Dos Hermanas, escenario de tantos torneos históricos, Vallejo ultimaba su preparación técnica y psicológica para la partida de hoy frente al georgiano Azmaiparashvili, con quien no ha jugado nunca. Y tenía dos sensaciones cruzadas: “Por un lado, me siento más seguro que antes. Gracias al trabajo de estos meses, he disminuido el riesgo de creer que estoy inventando algo cuando, en realidad, juego una posición conocida. Por otra parte, existe el peligro de que me apure de tiempo, por la falta de torneos”.
Le parece normal que no le invitasen a Linares: “Aún no estoy maduro para eso. Más de uno se hubiera reído de mí si me ve pensando mucho en la segunda jugada contra Kaspárov. Si mi trabajo da sus frutos, ya me invitarán el año próximo o al otro. Los resultados ya llegarán; no debo apresurarme a disputar batallas para las que no estoy preparado”.
Tampoco tiene prisa por acabar la carrera de Educación Física, que estudia en Barcelona: “Es imposible entrenarse con el rigor que exige el ajedrez profesional y brillar al mismo tiempo en los estudios. He aprobado cuatro asignaturas de nueve en el primer cuatrimestre. Creo que no está mal, si tenemos en cuenta que debo ser el que más falta a clase en todo el Universo”.
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