Lectura

El Centro Andaluz del Libro está impulsando por estos días una campaña de lectura. Un texto de Saramago sobre el libro en la sociedad actual le sirve de reclamo, de percha, como se dice ahora, para captar lectores. Tengo mis relativas dudas sobre la eficacia de este tipo de campañas de cara a aumentar el índice de lectores y de lecturas en Andalucía o en Tegucigalpa. Es una obsesión personal creer que, en lo relativo a los hábitos culturales, lo que no se estimula en la familia y en la escuela poco se va a mejorar en campañas publicitarias de difusión y de motivación. De cualquier manera, bienvenida sea la campaña para reforzar las huestes de Gutemberg. Si nos gastamos dinero en promocionar el turismo, el aceite y el jamón de pata negra, que deduzco que debe ser dinero bien gastado puesto que son recursos y alimentos naturales en estos tiempos apocalípticos de la buena alimentación, cómo no vamos a estar de acuerdo en financiar campañas para incitar y reforzar la lectura de libros.

Ahora bien, una cosa es provocar la lectura y otra provocar la risa. Al parecer, la delegación de Cultura de Jaén va a recurrir a 'deportistas, toreros y otros famosos' como anzuelo para futuros lectores. Los jugadores del Real Jaén y dos campeonas de lucha libre son, entre otros, los personajes que van a vender el producto. Algo falla en esta sociedad cuando para reclamar la lectura como ocio y beneficio tenemos que recurrir a figuras extraordinariamente meritorias, es posible, en el espectáculo deportivo y taurino, pero ignotas en la actividad cultural. Aunque no nos deberíamos extrañar puesto que hace muy pocos años veíamos entre los títulos más vendidos uno de Raúl, el ídolo madridista, que, sin acabar COU, ya había escrito su libro de experiencias deportivas. ¿Es que no vale para vender la importancia de la lectura un entrañable maestro hoy jubilado y dedicado toda su vida a enseñar a leer? ¿No sirven un novelista de Úbeda como Muñoz Molina o una poeta y profesora de Linares como Fanny Rubio? Se le reconoce la buena voluntad a la delegada cultural, ya que sin duda ha querido hacer una campaña de impacto, pero ya me dirán qué tiene que ver la lucha libre con los libros.